Arne Quinze, el latido de la naturaleza

Arne Quinze, el latido de la naturaleza

Arne Quinze, el latido de la naturaleza

Próximo, afable, un apóstol del reequilibrio con la naturaleza, un San Francisco tatuado. Arne Quinze (Bruselas, 1971), trota jovial por su exclusiva Arcadia en el legendario Sint-Martens-Latem, próximo a Gante. Artista precoz de grafiti en los 80, pronto evolucionó de forma autodidacta hacia el arte público urbano y el conceptualismo, con la naturaleza como leitmotiv y temáticas como la diversidad o la interacción ?y la simbiosis? social.

Desde hace casi 30 años, vulnerando normas “que solo conducen a monótonas ciudades grises”, según sus propias palabras, sus controvertidas instalaciones ?caos aparentes de elementos dispares que, no obstante, se entrelazan e integran? o sus intervenciones en París, Londres, Beirut, Washington DC o São Paulo han transformado rincones urbanos anodinos en inusitados espacios de vivencia artística y estética.

A la izquierda, su obra Narcissus Thalia. A su lado, la escultura Stilt House, en Mumbai. Fotografías: Dave Bruel.

El jardín de la casa-estudio de Quinze, un ecosistema de más de 10.000 especies botánicas y fauna análogo al de Monet, inspira hoy sus coloridos proyectos escultóricos de aluminio o acero, sus dibujos y pinturas. “Donde hay monocultivos no crecen flores silvestres. Es abominable que desde que nací hayamos destruido el 30% de la flora y fauna existentes”, asegura, invitando a la reflexión y “a reconectar con la naturaleza, y con lo esencial”. Quinze es el artista invitado de la próxima edición (19 al 26 de junio) de BRAFA, una de las ferias de arte más prestigiosas del mundo.

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