Puede que no lo tengas en cuenta, pero la ropa siempre tiene algo que decir de quien lo lleva. En este sentido, es el color el que tiene mayor grado de responsabilidad en ello. El blanco, por ejemplo, se ha asociado siempre con la pureza y el minimalismo, lo que directamente tiene su repercusión directa en nuestro estado de ánimo cuando optamos por él.
Dada su condición neutral recurrir a él durante todo el año es habitual, aunque si hay una época en la que su uso se vuelve imperativo esa es el verano. Es con la llegada del calor cuando las ganas de vestir de esta tonalidad de arriba a abajo se multiplican, especialmente porque por su claridad es el más recomendado para soportar mejor las altas temperaturas. El único problema que presenta es que muchas veces no resulta sencillo de abordar en el armario.
Hay quien lo tacha de aburrido o soso y quien no se siente cómodo con él porque aporta una sensación de volumen notablemente mayor que las tonalidades oscuras. Pero ambas críticas tienen solución si se tienen en cuenta una serie de aspectos. Estos tres tips pueden ser de gran ayuda para acertar a la hora de vestir de blanco.
Abraza lo casual
Hay a quien el subconsciente todavía le lleva a pensar que la ropa de color blanco solo sirve para estar en un chiringuito de Ibiza pero nada más lejos de la realidad. Cierto es que este tono es clave en la moda adlib y que funciona a las mil maravillas en los contextos playeros, lo que no quiere decir que sea ese su ambiente exclusivo.
Además de las imbatibles camisas de lino, en las colecciones estivales se pueden encontrar camisetas básicas, pantalones fluidos, chaquetas livianas, polos de punto, tops de crochet y hasta jeans completamente blanco con los que poder crear grandes looks que pueden servir tanto para tomar algo una noche calurosa como para afrontar con estilo una jornada de oficina. Todo es cuestión de saber elegir las prendas y complementos adecuados pero, aún cuando vayas a ponerte traje, mejor hacerlo de manera informal.
Cuestión de matices
Uno de los fundamentos a considerar cuando se va a recurrir al blanco es que, pese a que no lo parezca, de él también hay una amplia gama. Desde el más neutro va recrudeciéndose hasta amarillearse, lo que significa que eso es algo que tener en cuenta con la ropa porque una combinación errónea puede dar lugar a un fatal desenlace.
Para que funcione un estilismo monocolor con el blanco como protagonista de manera sencilla, todos y cada uno de los elementos que aparezcan en el conjunto han de ser del mismo tono exacto. Otra fórmula es precisamente la contraria, jugar con los contrastes para así equilibrar proporciones. Es un esquema complicado de seguir pero, con el suficiente margen para trabajar con prueba-error puede dar lugar a geniales resultados.
La sencillez como aliada
El último mandamiento para exprimir al máximo el blanco durante el estío es mantener la sencillez como aliada. La regla del «menos es más» siempre funciona en moda por lo que, ante cualquier duda, lo mejor es tirar de básicos y no complicarse en absoluto a la hora de decantarse por una u otra prenda.
Mantente fiel a los looks funcionales y relajados, recuerda que la tendencia conocida como ‘effortless’ es de las más admiradas entre los que más saben de moda.