El arte del buen afeitado

El arte del buen afeitado

El arte del buen afeitado

Unico reducto exclusivo de la masculinidad en el aseo, el afeitado merece ser disfrutado con detenimiento, técnica depurada, precisión y, por supuesto, el mejor instrumental. No en balde, se trata del único ritual no compartido, el único en el que la decisión masculina sobre productos, procesos y resultados no admite controversias. Cuestión aparte es la polémica sobre barba, bigote, frecuencia y apurado, opinión que en la mujer varía con el paso del tiempo, del noviazgo a la costumbre. Es una guerra estética incruenta pero muy activa, y se libra literalmente bajo nuestras narices.
En los últimos años, bigotes y barbas de todo espesor y longitud han reconquistado el terreno que perdieran progresivamente en la faz masculina desde los 70. Primero fueron los hipsters –resurgidos en el neoyorquino Brooklyn del 2005–, con su aspecto falsamente descuidado; después, los lumbersexuales –originarios de los barrios obreros de Londres–, con su look irredento de rudos leñadores. El éxito de sus respectivas propuestas estilísticas, con la barba como máximo símbolo de masculinidad, ha vuelto a poner de moda el vello facial, y ya son legiones los jóvenes conversos que se unen a las filas de aquellos que, impermeables a las tendencias, siempre mantuvieron sus maxilares fielmente abrigados.

Lucía Heredero

Gracias a todos ellos ha resurgido el casi olvidado oficio de barbero tradicional, la industria cosmética ha recuperado un segmento de mercado que creía extinto. e incluso, en Estados Unidos, algunas clínicas estéticas ofertan trasplantes de barba completa a partir de pelo tomado de la nuca del paciente, con tarifas de entre 5 y 6000 dólares. En la trinchera de enfrente perviven los defensores del rasurado estricto, amantes del solitario placer del jabón y la cuchilla, un ritual tan masculino como ancestral. También ellos disponen hoy de un abanico de productos amplio y repleto de combinaciones: maquinillas eléctricas, navajas, brochas, cremas, jabones, espumas, geles, lociones aftershave…
Los puristas de la vieja escuela optan por la navaja –que proporciona un mayor control sobre el ángulo de la hoja gracias a las mayores dimensiones de su filo–, la brocha –unas buenas cerdas de tejón retendrán una mayor cantidad de agua, lo que genera más espuma y penetra más en los poros– y un tradicional jabón duro –lubrica la piel mejor que espumas y geles, favoreciendo el deslizamiento de la hoja–. No obstante, también se puede obtener un óptimo afeitado empleando cuchillas de afeitar, cada día más evolucionadas. Los consejos que proponemos resultarán de utilidad para unos y otros.

Paso 1

1. Cuanto menor sea la fuerza requerida por la hoja para cortar los pelos, mejor será el afeitado y menor la irritación. Por tanto, el primer paso ha de ser siempre reblandecer la barba empapándola con agua caliente. Puede hacerse aplicando una toalla húmeda, pero lo más efectivo es ducharse antes del afeitado, ya que el vapor acumulado en el ambiente contribuirá a suavizar el pelo. Ayudan también los acondicionadores cosméticos.
2. Masajear la zona ayudará a liberar y levantar los pelos atrapados. En caso de utilizar brocha, hay que llenar el lavabo con agua caliente y remojarla en ella hasta que las cerdas se saturen.
3. A continuación, se debe colocar la pastilla de jabón en el fondo de la taza de afeitar –es importante que quede bien encajada, para lo cual se puede recurrir a unos segundos de microondas para ablandarla–, y frotar su superficie en círculos con la brocha hasta generar la espuma. Dependiendo del tipo de jabón, se puede añadir más o menos agua para obtener una espuma a nuestra medida. Si se emplea crema, que es básicamente jabón aireado y emulsionado, resulta más sencillo y rápido obtener la espuma, aunque esta resultará menos personalizada. Por lo general, los jabones ofrecen una espuma más consistente y resbaladiza, y tienen una vida más larga.

Paso 2

1. Una vez obtenida la espuma, se debe aplicar en el rostro con la brocha, trazando pequeños círculos, hasta que toda la superficie quede bien cubierta -mejor pasarse que quedarse corto-.
2. Antes de atacar con la navaja o la cuchilla, los barberos profesionales observan la dirección del crecimiento del pelo para planificar sus movimientos: cortando a contrapelo se logra un apurado más rápido, pero irrita más y daña los folículos pilosos; además, corta el pelo en un ángulo afilado que lo hace más propenso a enquistarse por debajo de la piel. Por lo general, la dirección correcta a seguir es desde las orejas a la boca, y desde la barbilla al cuello.
3. No hay que hacer presión: las cuchillas modernas están diseñadas para deslizarse con suavidad. Es preferible efectuar varias pasadas por una misma zona para lograr el apurado deseado antes que lastimar la piel. No conviene limpiar las cuchillas bajo el grifo abierto, sino en el agua del lavabo y, al terminar, es mejor dejar que se sequen al aire y no frotarlas con la toalla. En caso de utilizar navaja, es importante tensar siempre la piel lo máximo posible con la mano libre, mantener la cuchilla en un ángulo aproximado de 30 grados con respecto a la piel y aplicar muy poca presión en cada movimiento.

Paso 3

1. Tras el afeitado, hay que enjuagarse la cara para eliminar los restos de jabón, y colocar después un paño empapado en agua caliente sobre el rostro, lo que contribuirá a abrir los poros y mejorar la recepción del cosmético aftershave por parte de la piel.
2. El aftershave –ya sea en líquido, gel o bálsamo– debe aplicarse por cara y cuello, frotando con los dedos en círculo, y dejarlo reposar durante un minuto mientras cumple su labor de limpieza y desinfección. El alcohol que contiene cerrará los poros y combatirá la irritación.
3. Por último, la aplicación de una nueva toalla, esta vez empapada en agua fría, ayudará a cerrar los poros y refrescar el rostro. En caso de haber sufrido cortes, el alumbre de potasio, más conocido como piedra de alumbre, resulta de gran utilidad para detener inmediatamente el sangrado, además de contar con la ventaja de ser natural y carecer de sustancias químicas. Al mojarlo con agua y frotarlo por la piel, elimina las impurezas de la epidermis.
4. Otro complemento muy recomendable que se puede aplicar al final de todo el proceso es una crema hidratante, en especial para las pieles más secas, aunque muchos prefieren emplearla al final del día, antes de acostarse.

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