El Ciclo 1906, ‘Música para una inmensa minoría’ continúa. Aunque ya en su recta final –termina el 15 de junio–, el festival, uno de los más innovadores y sugerentes en la actualidad, promete aún una docena de noches inolvidables con la música y la cerveza 1906 como protagonistas. ‘Jazz’, flamenco fusión, ‘funk’, ‘blues’… La agenda de junio se mantiene fiel a la fórmula: la mejor música de raíz en los mejores clubes y con la mejor cerveza; y además, en esta duodécima innovación, con un giro de tuerca en la programación para dar cabida a nuevos aires tanto en la propuesta musical como en los escenarios e, incluso, en el reparto geográfico.Virtuosismo, pasión, rebeldía, calidad… Ciclo 1906, ‘Música para una inmensa minoría’ apuesta por la música que mejor marida y con la que más se identifican las cervezas 1906. Así como la marca se reinventa para convertirse en la cerveza para un inmensa minoría, el ciclo de música sigue sus pasos. Fieles a la esencia, pero con nuevos valores.La minigira que emprende a comienzos de junio el saxofonista Miguel Zenón reúne algunas de las señas de identidad del ciclo. Ofrecerá cuatro conciertos entre el 5 y el 8 de junio en otras tantas ciudades: Valencia, Bilbao, Torremolinos y Girona. Una música sin etiquetas que en ocasiones conecta las obras clásicas de Bartók o Shostakovich con el ‘jazz’ sin límites de Charlie Parker. Antes, los días 1 y 2 de junio, en Lugo y Ourense, la música vendrá de la mano del trío compuesto por el contrabajista Javier Colina, el tocaor Agustín Carbonell, El Bola, y el cajonero José Manuel Ruiz Motos, ‘Bandolero’.
“Lo de menos –dicen– es si estás tocando flamenco, jazz o bolero… Al final, son maneras diferentes de pasarlo bien”. Una única actuación llevará el 6 de junio también a Ourense, a Lithium y André Fernades: tres jóvenes creadores finlandeses y un guitarrista portugués dispuestos a demostrar que en el ‘jazz’, un idioma universal, no está todo dicho.Nacida en la localidad de Holguín, en Cuba, residente ahora en Barcelona, dicen que Yadira Ferrer tiene todo lo que hay que tener para convertirse en la heredera de la gran Celia Cruz. Pianista también, acude a la localidad barcelonesa de Masnou el 8 de junio acompañada de una trompeta, un cello y un percusionista. Dicen que, con una voz llena de sabor y ‘feeling’, su versión de ‘Lágrimas Negras’ es insuperable.No hay duda al hablar de la música de la banda Bakin Blues Band: cuatro músicos gallegos –a veces más, han terminado siendo una banda de formato variable– que llevan años recorriendo la Costa da Morte y Portugal y cualquier rincón español donde se celebre un festival dedicado al ‘blues’. En esta ocasión, serán cinco los que lleven a Ferrol el día 13 un directo contundente que pretende beber de la música de Muddy Waters o Son House.
El 14 y el 15 de junio, primero en Madrid y luego en Masnou, le toca a Sugar Drops cerrar el Ciclo. Su vocalista, Desirée Diouf, se mira en el espejo de las grandes voces negras de la historia, desde Aretha Franklin a Billie Holiday, Etta James, Nina Simone o Tina Turner. Su música es así una mezcla convincente y cohesionada de soul, jazz, funk y reggae con toque afrobeat.Cuando esto acabe, habrán sido más de 50 conciertos de 20 grupos en 16 localidades de todo el territorio nacional, desde A Coruña a Girona, desde Bilbao a Granada, con los que el Ciclo 1906, música para una inmensa minoría ha demostrado su nueva dirección: una apuesta por la innovación, por el riesgo incluso, para permitir que sonidos electrónicos y la experimentación se sumen al virtuosismo y la más alta calidad musical que ha caracterizado el festival desde su nacimiento.
La capacidad de aunar en un mismo cartel leyendas del jazz como el contrabajista Ron Carter con innovadores del género como Kamasi Washington –su actuación en el Teatro Coliseum de Madrid supuso uno de los puntos álgidos del ciclo– o los matices latinos de Chano Domínguez; las raíces flamencas de Diego Amador; el neo soul de Noah Slee o la música beat de Mark Guiliana refrendan el éxito del camino elegido.También ha contado con el respaldo del público la apuesta por nuevos espacios y puntos geográficos. A templos clásicos como el madrileño Café Berlín o teatros como el Coliseum se han unido en esta ocasión nuevos espacios como un patio andaluz cordobés. La buena acogida en Andalucía, por cierto, adonde el Ciclo ha viajado por primera vez, es otro de los datos que refrenda la nueva senda emprendida por el festival: un aire nuevo y renovado que marida a la perfección con el espíritu inconformista y apasionado de la cerveza 1906.