Sofás de Jean Royère, sillas de Jean Prouvé o la cerámica abstracta de Georges Jouve son algunas de las piezas que uno encuentra al entrar en el hogar de Emmanuel de Bayser, parisino de nacimiento y cofundador de The Corner Berlin, una de las boutiques conceptuales más exclusivas de la capital alemana. Concebida con el deseo de aunar el art de vivre francés con el eclecticismo de la vida artística berlinesa, la firma cuenta con más de 40 marcas de moda femenina y masculina –Balenciaga, Gucci o Fendi, entre otras–, además de una sugerente selección de libros, accesorios de lujo para el hogar, cosméticas, música y piezas de diseño del siglo XX.
El apartamento del francés, ubicado en un edificio neoclásico del distrito de Mitte de la capital alemana –próximo a la famosa Isla de los Museos y rodeado de pintorescos bulevares– es un reflejo de cómo el hogar puede convertirse en un refugio en el que descansar del ajetreo de una vida que transcurre de avión en avión. Entre sus paredes de casi cuatro metros de altura, Emmanuel de Bayser dispone él mismo las piezas de diseño como si de una galería de arte se tratara, construyendo así su propia definición de modernidad. “Cuando viajo –explica–, me enfrento constantemente a estímulos visuales muy diversos, así que cuando vuelvo a casa necesito contar con espacios meditativos donde recuperarme a mí mismo”.
Gran entusiasta de las piezas de la década de los 50, en concreto de diseñadores franceses como Charlotte Perriand y Jean Prouvé, el minimalismo industrial del mobiliario diseñado en la posguerra le otorga la capacidad de crear una deliberada tensión entre la pureza de líneas y la comodidad. “Hacen falta 30 años, casi una generación, para analizar con objetividad la singularidad del diseño de los 50 –dice De Bayser–. Por ejemplo, Prouvé fue un visionario por la funcionalidad de sus objetos, que a día de hoy encaja a la perfección con las necesidades y estética demandadas”. En las estancias del apartamento conviven su pasión por el coleccionismo desde hace 20 años –casi todas ellas, atemporales– y un exquisito gusto por el arte contemporáneo, rematado con objetos de artistas estadounidenses y escandinavos para dotar a los espacios de mayor ligereza visual.