Es común entre las nuevas tendencias de la nutrición el darle al cuerpo aquello que ya conoce, es decir, a lo que genéticamente estamos acostumbrados desde hace siglos. Granos como el mijo, el sargo o la quinoa son de los pocos que todavía mantienen esas condiciones, el maíz o el trigo ya no recuerdan ni lo que son después de años y años de mutaciones genéticas para aumentar su producción.
Angelina Jolie, en su condición de talibana de la alimentación, ha sido la primera en empezar a seguir la dieta a base de granos antiguos -y además a rajatabla-. Dado su historial alimenticio no sabemos si fiarnos o no de esta elección. Angelina ha presumido de llevar una dieta de 600 calorías diarias, de alimentarse temporadas solo a base de té verde y de tomarlo todo al vapor y acompañado de agua de coco.
Sin gluten, con ácidos grasos saciantes y unos niveles de proteínas equiparables a la carne
El caso es que, bien combinada con frutas y pescado, esta dieta es de lo más sano. Los granos ancestrales no tienen gluten, contienen ácidos grasos saciantes y tienen tanta proteína que algunos, como la quinoa, pueden sustituir a la carne. Es una dieta ideal para el primer mundo, para continentes como África o países como Bolivia, ya no lo es tanto.
La quinoa es un grano muy adaptable
El mijo y el sargo han sido desde siempre los alimentos básicos en la alimentación africana. La quinoa, por su parte, lo ha sido de las civilizaciones andinas. Siempre han sido cultivos controlados, con mucho barbecho y con poca producción, para dar de comer a su población.
En 2011 Bolivia tuvo la iniciativa de exportar la producción de quinoa a varios países de África. Cada una de sus 400 variedades podía perfectamente adaptarse a cualquier tipo de tierra por muy árida o pobre que fuera. Su deseo, aportar su granito de arena para acabar con el hambre en el mundo. Tan bien vendieron sus propiedades y la facilidad de su cultivo que el primer mundo se enteró, y hordas de veganos y puristas comenzaron a salivar por el cereal milagroso.
Y como toda tendencia, primero empezó por un grupo reducido, veganos y agropops. Después los coolhunters de la alimentación le revelaron el secreto a las celebrities, y se acabó el pastel.
Casi todos nutricionistas lo recomiendan
La quinoa ha triplicado su precio en los últimos seis años, la deforestación en Bolivia, si ya era salvaje, ahora es incontrolada, y África produce para exportar, y los que no comían antes, comen menos ahora, solo un grupo de afortunados que han sabido subirse al carro de la comercialización comen tres veces al día.
Si las estrellas más famosas y esbeltas lo consumen, todo el mundo quiere probarlo
No sabemos si Angelina, Victoria o Jennifer son conscientes de la repercusión que tienen todos sus actos, por muy insignificantes que sean. Tampoco sabemos si su intención ha sido el procurar de una nueva agricultura al tercer mundo o si lo que envidian en realidad son los esbeltos y enjutos cuerpos de las africanas. El caso es que hoy en día, a cualquier nutricionista que vayas, te hablará de las bondades de los granos ancestrales.
Que conste que no nos negamos a consumirlos ni ignoramos sus propiedades nutritivas, al contrario, solo os hacemos una recomendación, si os decidís por seguir esta dieta, por favor chicos, buscad siempre la etiqueta de “comercio justo” en sus envases.