Hace ya más de un año que el grupo Kering fichó a Sabato de Sarno como director creativo de Gucci. Lo hizo tras la salida de la casa del que había ocupado este mismo puesto en la última década, Alessandro Michele, quien a su vez anunciaba hace unos meses que iniciaba una nueva era desempeñando su trabajo, esta vez para Valentino.
Desde entonces se había generado mucha expectación por ver lo que de Sarno tenía preparado para la firma italiana y, aunque el pasado mayo ya dejó una buena muestra durante el desfile de su colección crucero, ha sido ahora en la Semana de la Moda Masculina de Milán donde por fin hemos visto el camino que está dispuesto a recorrer, que no es otro que el que queda resumido en la siguiente frase: «La misura dell’amore é amare senza limite» (La medida del amor es amar sin límites).
Alessandro Michele eclipsó en cierto modo la presentación de su anterior empresa al hacer públicas apenas unas horas antes sus primeros diseños al frente de Valentino, pero eso no impidió que la conversación no se centrara más tarde en lo que había salido del taller de Gucci por obra de De Sarno.
La precisión del corte, el recorrido de la silueta y la electricidad del color son tres pilares fundamentales que se aprecian en toda una colección que resulta de lo más oportuna para los meses de más calor porque está repleta de prendas que ayudan a encontrarse a gusto.
Sobre la pasarela hubo espacio para abrigos ligeros, para polos oversize, para chaquetas con flecos, para shorts de diferentes largos –el actor Paul Mescal, la gran estrella del ‘front row’ no dudó en llevar unas de estas bermudas a rayas con una camisa clásica y unos mocasines para asistir al desfile– y, sobre todo, para camisas de manga corta.
La estética playera centró gran parte de la atención de las propuestas de Gucci pensadas para la primavera-verano de 2025 y eso especialmente se notó en las camisas que contaban con estampados de surfistas.
Siluetas de personas sobre una tabla y suaves ondulaciones aparecían declinadas en un sinfín de tonalidades vibrantes como verdes, morados, azules, naranjas y rosas que prometen toda una explosión de buen rollo para la temporada que se acerca.
También los accesorios tenían irremediablemente sabor estival. Lo vimos en las gafas, en los bolsos, en los collares, en las pulseras y hasta en las zapatillas que aparecieron convertidas en escarpines como alternativa a los icónicos mocasines con la hebilla clásica de Gucci.
Una colección con la que Sabato de Sarno logró que todo el mundo saliera del desfile con ganas de poner un pie en la arena de la playa.