Atrás queda ese momento en el que aplicarse el protector solar era una obligación que intentábamos saltarnos a la mínima que tuviéramos oportunidad. Sprays que apenas necesitan extenderse, brumas ligeras que se pulverizan y refrescan, productos de acabado en seco, aunque la fórmula sea en aceite… Está todo pensado para que el ritual de protección en la playa, la piscina o el campo sea agradable.
Los rayos solares son fuente natural de vitamina D y una exposición diaria de 5 a 10 minutos es suficiente para que el organismo metabolice toda la vitamina D que necesita para funcionar. Pero incluso ese tiempo escaso (que evidentemente es mucho mayor en verano) puede tener riesgos. Y en España, pese a nuestras muchas horas de sol, suspendemos en conocimiento sobre este tipo de productos que nos protegen de la acción nociva de los rayos solares. Pese a que casi la totalidad de la población asegura usar protección (el 98 por ciento, según la encuesta Hábitos Solares 2014 de Avène), muchos desconocen cómo hacerlo correctamente. Por ejemplo, el 62 por ciento cree que un SPF protege el doble que un SPF15, un tercio no renueva periódicamente el producto y únicamente un 5 por ciento dice usar mucha cantidad de crema.
El mejor SPF
La doctora Adriana Ribé, médico dermatopatóloga directora de Ribe Clinic, aconseja un factor de protección solar de 30 o superior, pero si vas a la playa o la piscina, hay que tener en cuenta que el producto sea resistente al agua.
Cuándo
No vale aplicarse el producto cuando llegamos a la playa, colocamos la sombrilla, abrimos las sillas, sacamos las palas de los niños y extendemos la toalla. Hay que hacerlo en casa, media hora antes de salir, y después hay que renovar el producto cada dos horas, o después del baño si no es resistente al agua.
A qué hora
Esta es una de las cosas en las que los españoles más suspenden. Las horas más peligrosas para tomar el sol son las que van de 12 a 15. Lo ideal es antes de las 11 y después de las 16 (Opción: A las 12 puedes empezar con el aperitivo y luego seguir con el menú en el chiringuito).
Amplio espectro
¿Cuántas veces hemos escuchado eso de que debemos utilizar un protector solar de amplio espectro y dudamos de si nos hablan de la segunda parte de Poltergeist o Cazafantasmas? Los fotoprotectores solares de amplio espectro son los que protegen a la vez frente a los rayos UVA y UVB.
Un rayo de sol
Antes de que te pongas a tararear la cancioncilla que tienes en la cabeza, hablamos de los UVA y los UVB. La radiación UVA está presente todo el año, desde que sale el sol hasta que se pone y pueden tener longitud de onda corta o larga. Los UVB están más presentes en verano y las horas cercanas al mediodía. Tanto los rayos UVA largos como los cortos pueden atravesar las nubes y el cristal, es decir, actuar sobre tu piel aunque estén en la oficina, en casa o en el coche, causando fotoenvejecimiento, favoreciendo la aparición de arrugas, rugosidad, pérdida de elasticidad o hiperpigmentación. Los rayos UVA largos se extienden mucho más lejos, llegando y por lo tanto dañando las capas más profundas de la dermis. «Mientras que la superficie y las capas superiores de la piel están equipadas con ciertas defensas que pueden mitigar algunos aspectos del fotoenvejecimiento, los rayos UVA largos penetran a la parte más profunda de la dermis», señala el doctor Adam Geyer, dermatólogo asesor de Kiehl’s. «Al llegar a la dermis, los rayos UVA largos están atacando el colágeno y la elastina, que son fundamentales para proporcionar a la piel el apoyo estructural para un aspecto juvenil”.
Sí a los complementos
Junto al protector solar, no te olvides los sombreros, las gafas de sol, las gorras, la camiseta o ese caftán ideal que te has comprado esta temporada. Utilízalos para protegerte, además de la crema.
Tira los del año pasado
El protector solar que te compraste la última semana de agosto del año pasado porque aún te quedaban unos días en la playa, ya no te vale para este verano (aunque te dejaras una pasta en la farmacia). Desde la clínica Tufet recuerdan la importancia de revisar la fecha de caducidad de la crema protectora, que empieza a contar una vez abierta. Además, este tipo de productos están sometidos a altas temperaturas (en la playa, en el coche) y eso hace que su fórmula sea más inestable. Si ves que huele raro o que la emulsión se separa (aparece una especie de aceite separado de la crema), tienes que tirarlo porque te arriesgas a que no proteja del sol.
Exfolia
“Al exfoliar la piel mientras nos duchamos una vez a la semana, para eliminar las células muertas de la piel, conseguiremos que al broncearnos sea sobre una piel sana”, apunta la doctora Ribé.
Hidrata
Después de la ducha, cada día, aplica un producto after sun o hidratantes con fórmulas calmantes (por ejemplo con aloe vera), que no solo repongan la pérdida de agua, sino que tengan un efecto reparador sobre la piel. Así conseguirás además que el bronceado te dure más tiempo.
Infórmate
Antes de comprar un solar, infórmate o consulta en la farmacia. Según tu estilo de vida o tus necesidades, seguro que hay un producto que te resulta más útil que otro. Cuanto más sencilla sea para ti su utilización, menos pereza te dará utilizarlo.