Con la madurez ganamos seguridad en nosotros mismos y eso es, muy posiblemente, algo a lo que no escapa la reina Letizia. El modo en el que viste hoy no tiene que ver nada con el de once años atrás, cuando de golpe y porrazo se convirtió en portada de los mismos espacios informativos que, hasta horas atrás, ella misma había estado presentando. Muchos aciertos (sobre todo en bodas reales y Premios Príncipes de Asturias) y también desaciertos (ay, esos brocados en la Pascua Militar) han pasado desde entonces, hasta que Letizia parece haber dicho “aquí estoy yo y esto es lo que me da la real gana ponerme”.
Hay un ejemplo que pone clarísimo el hecho de que ahora, por fin, Letizia se pone lo que ella decide, porque es fiel a su estilo. El pasado 13 de mayo acudió a la entrega de la Enseña Nacional a la 11ª Zona de la Guardia Civil en Vitoria de blanco, sin mantilla, sin peineta y saltándose el protocolo, dicen que en aras de la modernidad, pero seguramente en aras de sí misma también.
Letizia repitió el look que llevó el día de la proclamación de su marido como rey.
Lejos quedaba el look de nueve años atrás para ese mismo evento, cuando la entonces princesa acudió de negro riguroso, con una elección estilística que podría ser muy correcta a efectos protocolarios pero que desde luego no era la suya. Ese mismo día la reina era fiel a otra de las prácticas a las que nos tiene acostumbrados desde su llegada a Palacio: repetir tantos looks como crea convenientes y nada de estrenar uno por acto, a lo Rania de Jordania (quien, por cierto, nunca viste con etiquetas de modistos de su país). Porque el conjunto del acto con la Guardia Civil era exactamente el mismo que llevó en la proclamación de su marido como rey de España.
Todo está cuidado. Nada es el azar. La elección precisamente de ese conjunto pueda ser un modo de decir sin palabras a los más conservadores “no me pongo mantilla, pero valoro tanto este acto como para repetir un look muy importante en mi vida como fue el del día que empecé a ser reina”. Igual que cuando poco después acudió a la inauguración de la exposición de Pablo Picasso en Galicia, se puso un jersey a rayas como los que el pintor solía usar. Lo que llevamos puesto, muchas veces, habla por nosotros.
El conjunto en blanco roto del día de la proclamación y de la Guardia Civil estaba firmado por Felipe Varela, el diseñador de cabecera de la reina, un modista que llegó a su vestidor de la mano de su cuñada, la infanta Elena (curiosamente había estudiado en el mismo colegio que el rey Felipe) y que, desde que la vistió por primera vez en 2004 para la inauguraciónn del Forum Europa de Barcelona, ya no ha dejado de hacerlo.
Entre los eventos están: audiencias en Zarzuela, actos como la Pascua Militar y el desfile de las Fuerzas Armadas, viajes oficiales al extranjero, inauguraciones de eventos como ARCO, la ceremonia de entrega de los Premios Príncipe (hoy Princesa) de Asturias, recepciones -por ejemplo, la visita veraniega de Michelle Obama a Mallorca- y en eventos más festivos como la boda de Victoria de Suecia con Daniel Westling o la fiesta del 40 cumpleaños de Guillermo de Holanda. Más recientemente, de Varela era también el conjunto de dos piezas de vestido verde esmeralda y abrigo de guipur blanco que se puso en la Primera Comunión de la Princesa Leonor el pasado 20 de mayo o el vestidito negro palabra de honor con microlentejuelas que se puso días después para la cena oficial en la residencia del presidente de Honduras, en su primer viaje de cooperación como reina (otro que también repetía, tras haberlo lucido en la fiesta de la revista Woman donde lució por primera vez su nuevo corte de pelo bob).
Una reina de a pie
Para el día a día, Letizia es funcional y viste como cualquier mujer que tenga que cuidar su imagen por su trabajo. Sus firmas fetiche son Zara, Mango, Hugo Boss y Carolina Herrera, mientras que sus zapatos preferidos, además de los alicantinos Magrit, son los de la firma Lodi (ha llevado durante todo el invierno unos salones en degradado de esta marca) y Pretty Ballerinas, de origen mallorquín pese a su nombre en inglés.
Vestidos minimal, conjuntos de camisa y pantalón o falda con volumen son sus must. Encarga las prendas online o se presenta en un Mango, se las lleva a casa, se las prueba y, si no le gustan, las devuelve (sí, como hacemos las plebeyas).
Ella misma elegía su estilismo en función del acto hasta que hace solo unas semanas contrató a Eva Fernández, hasta entonces estilista de Cosmopolitan y hoy parte del equipo de la Secretaría de la reina. De momento no se han visto grandes cambios en el armario de doña Letizia, pero seguramente están por llegar (y esperamos que se destierren al fondo del ropero los brocados de antaño en la Pascua Militar).