Puede que John Krasinski no entre la lista de las estrellas de Hollywood que están consideradas iconos por sus diferentes elecciones estilísticas, pero no por ello conviene pasar por alto ninguno de sus looks.
Todos ellos se sostienen sobre una misma sólida base que es la de las prendas discretas, sencillas y fácilmente combinables, elementos que huyen de estridencias para centrarse en la comodidad y la funcionalidad. Pero, que nadie se equivoque porque lo suyo no son los trajes anodinos que lucía en The Office para dar vida al entrañable Jim Halper. En la vida real el actor y director puede presumir de tener un armario mucho más interesante que perfectamente se puede tener como referencia para vestir en el día a día.
Un ejemplo de esta sabia manera de entender la sobriedad se aprecia en el estilismo que ha escogido para dejarse ver hace apenas unas horas en Londres.
John Krasinski está en plena promoción de If, una película familiar que cuenta la historia de una niña interpretada por Cailey Fleming que, junto a su vecino –personaje al que da vida Ryan Reynolds– pueden ver a los amigos imaginarios de todo el mundo. Una divertida historia inspirada en vivencias de sus propias hijas que está a punto de ver la luz en todo el mundo y que cuenta con la participación de Phoebe Waller Bridge, Steve Carrell y Emily Blunt, entre otros.
Ha sido precisamente durante la premiére londinense de la cinta cuando el intérprete ha vuelto a demostrar su habilidad para moverse en el terreno casual gracias a un look fácilmente imitable en casa.
La fórmula de John Krasinski que funciona
La propuesta estilística de John Krasinski para aparecer ante los medios como cabeza visible de este nuevo proyecto cinematográfico ha sido algo tan sencillo como recuperar una fórmula que parecía olvidada pero que sigue dando buen resultado, la cual no es otra que la de lucir un polo sobre una camisa.
Ahora que el preppy vuelve a ser tendencia, John Krasinski ha aprovechado para revitalizar este concepto y lo ha puesto en práctica de un modo más desenfadado, quitándole cualquier connotación ‘pija’ –nada de cuellos levantados como se lucían a comienzos de los 2000– y demostrando así lo buena idea que puede ser para, por ejemplo, ir a la oficina cuando la jornada no requiere de arreglarse demasiado.
Su idea ha sido lucir una camisa blanca clásica remangada y, sobre ella, se ha puesto un polo de manga corta en color negro, un dúo que ha combinado con unos pantalones de pinzas con rayas verticales en color gris así como con unos zapatos con hebillas laterales tipo ‘monk’.
Un esquema relajado en el que no se pierde de vista el minimalismo pero se añade un toque diferente para salir de lo convencional.