Cada temporada asistimos expectantes a las presentaciones de las nuevas equipaciones de nuestros clubes de fútbol favoritos. Si bien el deporte rey no nos llama mucho, su estilismo sí y sus modelazos, no digamos.
En estos días es noticia el equipo de 2ªB La Hoya Lorca, más conocido como el Brócoli Mecánico por el original diseño de su equipación. Su print vegetal, o lo que es lo mismo, su estampado de brócoli, está dando la vuelta al mundo al más puro estilo del Ecce Homo de Borja, y la producción de camisetas no da abasto con la demanda mundial. Nada se escapa al maravilloso influjo de la moda en este mundo, aunque con resultados muy variados.
Beckham tiene el récord de camisetas vendidas con diez millones.
El pionero en estas lides de los diseños personalizados fue el equipo inglés Leeds United, que en 1975 abandonó los colores oro y azul de su bandera para diseñarse un uniforme exclusivo, blanco e inmaculado, en honor a su club favorito, el Real Madrid, y sacarlo a la venta entre sus feligreses. Este fue el pistoletazo de salida. A partir de entonces el resto de clubes del planeta se subió a la pasarela y empezaron a deslumbrarnos con modelos distintos cada temporada, y, de paso, a pasar por caja vendiendo cantidades ingentes de camisetas. Así hasta llegar al record de venta de camisetas que tiene nuestro venerado Beckham con más de diez millones de camisetas vendidas a lo largo de su carrera, y es que como vende una buena percha no vende nadie…
En los 70 la moda en el fútbol daba sus primeros pasos, qué tiempos aquellos en los que Pirri lucía su camiseta cuello caja, tan cerrada como su entrecejo y manga larga para no coger frío…
En los 80 llegó la explosión de creatividad, ¡qué alegría! Los diseñadores de ropa deportiva se desmelenaron y le pegaron un tajo al bajo de los pantalones que dio gusto verlo. Ese Hugo Sánchez dando volteretas con esas piernas como columnas jónicas era todo un espectáculo. Las camisetas se ajustaron y Naranjito fue feliz.
La Fiorentina combió las cruces de su estampado de tal manera que parecía un campo de esvásticas.
Los 90 fue la década trágica en el diseño futbolero, y la primera década de los 2000 tampoco se quedó atrás. El ranking de camisetas más feas de la historia del fútbol pertenece a estos años. La Fiorentina del 93 se llevó la palma, no solo por fea, sino por combinar las cruces de su estampado de tal manera que parecía un campo de esvásticas. Pero también quedaron ejemplos gloriosos como la equipación del Arsenal del 90, una mezcla de Missoni y dibujos tridimensionales no apta para epilépticos, o la maltrecha camiseta salpicada de kétchup que en el 2004 presentó el Athletic de Bilbao. Además, no sabemos por qué maldita razón, las camisetas crecieron una talla y los pantalones ensancharon hasta el corte de falda pantalón. Atrás quedaron las siluetas skinny dignas de Hedi Slimane y sus trajes para Dior.
Ahora vivimos tiempos aburridos y poco aprovechados. Esta temporada la propuesta de los clubes arriesga solo en sus segundas y terceras equipaciones. La senyera del Barça o el naranja lama tibetano del Real Madrid no nos dice nada, incluso el denim diseñado por Adidas para el Olympique de Marsella nos deja más bien frías. Es una pena ver como esos ejemplares que saltan al campo como auténticos gladiadores se esconden detrás de esos sayones. No es de extrañar que el pobre Cristiano aproveche la mínima, como meterle un gol al Elche, para quitarse la camiseta y mostrar ese torso que tanto trabajo le cuesta mantener. Señores diseñadores, tengan un poco de sensibilidad y hagan que los 80 vuelvan al terreno de juego. Muchas se lo agradeceremos.
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