Una buena mesa, una lámpara que dé buena luz y una silla cómoda, a ser posible con ruedas, son los elementos clave de un despacho. A veces todo depende de un gesto simple como cambiar la silla de delante a detrás de la mesa para que un despacho se transforme de un sitio oscuro y claustrofóbico que mira a la pared a un lugar que invita a trabajar sin aislarse de la vida del resto de la casa o la oficina.
Con esos elementos básicos y algunos complementos como papeleras, pisapapeles o bandejas para organizar, el despacho está listo. Pero las decisiones sobre qué piezas comprar dirán mucho de nuestra personalidad y estilo de vida. Hay quien se decanta por materiales nobles como la madera, el cuero, el mármol, el brillo del metal bruñido, las tonalidades neutras, y completan un tipo de despacho elegante, sólido, intemporal, de largo recorrido.
Y hay quien prefiere colores vivos, formas atrevidas y detalles un poco estridentes que ponen un toque excéntrico a la ecuación en un despacho desenfadado. Son dos opciones válidas y dos distintos modos de interpretar la modernidad.
Boring Collection, un entorno diferente para trabajar
Gentleman