El de Príncipe de Gales es el título que corresponde desde el siglo XIV a los herederos al trono de Gran Bretaña. Pero fue Eduardo VII (abuelo del duque de Windsor), coronado rey en 1901, quien transportó este título al mundo de la moda masculina para calificar un tipo de tejido que lucía en sus trajes fuera de los actos oficiales. Federico Ceschi, dueño y fundador de la sastrería N.H. de Milán, explica que “un traje Príncipe de Gales puede ser de lana o de cashmere. La chaqueta suele ser cruzada para potenciar y destacar la importancia de los cuadros”.
A diferencia del tweed, más adecuado para el campo, el Príncipe de Gales es un salvoconducto de elegancia para el urbanita, y es aconsejable no separar el traje. “Estamos ante una prenda que se lleva hasta las seis de la tarde, idónea para un desayuno de trabajo, por ejemplo. Los colores van desde el teja hasta el petróleo, el gris o el azul”, concluye Ceschi.