Para muestra, la anécdota protagonizada por la diseñadora francesa Charlotte Perriand (1903-1999): cuando con 24 años y cargada de ideas e ilusión acudió a pedir trabajo al estudio de Le Corbusier, la respuesta del ya entonces afamado arquitecto no pudo ser más desafortunada: “Aquí no bordamos cojines”. Perriand acabó formando parte del taller, junto al propio Le Corbusier y su primo, el ingeniero Pierre Jeanneret, y durante décadas ideó muebles e interiores que revolucionaron el mundo del diseño. Aunque muchos de ellos han pasado a la historia con la firma del equipo, el alcance real y decisivo de su aportación ha sido revaluado en los últimos años.
Las mujeres, efectivamente, han hecho aportaciones fundamentales para el desarrollo del diseño moderno, ya sea como creadoras de muebles, moda o productos industriales, como interioristas o como empresarias. Pero en los libros de historia del diseño aparecen relegadas a un segundo plano o a la sombra de una figura masculina de renombre. Nada que no conozcamos. La exposición Here We Are! Las mujeres en el diseño desde 1900 hasta la actualidad que prepara el Vitra Design Museum (entre el 23 de septiembre próximo y el 6 de marzo de 2022, en la localidad alemana de Weil am Rhein) pretende contribuir a cambiar esta realidad. La exposición, con obras de 80 mujeres, está dividida en cuatro ámbitos que conducen a los visitantes del museo a través de un viaje por los últimos 120 años de historia del diseño, desde el Modernismo de principios del siglo XX hasta la actualidad.
El primer ámbito se centra en el desarrollo del diseño en Europa y los Estados Unidos, donde alrededor del año 1900 comienza a ser vislumbrado como una profesión. Coincide en el tiempo con la lucha activa de las mujeres por conseguir una mayor participación en el ámbito político, con consecuencias en el diseño, como refleja el trabajo de las reformadoras sociales Jane Addams y Louise Brigham, que hoy se englobaría bajo el concepto de social design. Al mismo tiempo, la neoyorquina Elsie de Wolfe define la nueva profesión de la arquitectura de interiorismo. Se encardinan en este contexto las obras de las diseñadoras de la escuela Bauhaus, la escuela rusa Vjutemás o la Deutsche Werkstätten, con una conclusión: la mejora de la formación permite una paulatina profesionalización de las mujeres en el campo del diseño aunque relegadas, en muchas ocasiones, a roles tradicionales.
El segundo ámbito de la exposición está dedicado a las décadas entre 1920 y 1950, cuando las primeras diseñadoras empiezan a cosechar éxitos a nivel internacional: además de Perriand, Eileen Gray, Clara Porset o la directora creativa Jeanne Toussaint, que definió durante años las colecciones de la manufactura de joyería Cartier. Algunas de las diseñadoras que se presentan en la exposición trabajaron estrechamente con sus compañeros sentimentales como, por ejemplo, Ray Eames con su esposo Charles o Aino Aalto con Alvar Aalto, con una aportación decisiva relegada entonces e históricamente a un segundo plano. Otras diseñadoras trabajaron de forma independiente a lo largo de toda su vida, como la ceramista Eva Zeisel, cuyas obras se presentaron en una exposición propia en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en 1946.
Creatividad entre corsés
El tercer ámbito tematiza las décadas entre 1950 y finales de los 1980, durante las que –especialmente en los años 60– la segunda ola del feminismo se enfrentó a la conservadora mentalidad de la posguerra. Algunos ejemplos, como la Exposición Suiza sobre el Trabajo de la Mujer (SAFFA) en 1958, muestran que también en el ámbito del diseño las mujeres solían ser asociadas a las tareas caseras, pero que, a pesar de las restricciones, producían obras extraordinarias. La ambivalencia y las transformaciones de estas turbulentas décadas se reflejan en los llamativos diseños de Marimekko de la década de los 1970 o en los posmodernos, y en ocasiones espectaculares, objetos de las diseñadoras italianas como Nanda Vigo, Gae Aulenti o Cini Boeri.
Con el cuarto ámbito la exposición llega a la actualidad. Las obras de diseñadoras de renombre internacional como Matali Crasset, Patricia Urquiola o Hella Jongerius demuestran que, hoy en día, las mujeres en el mundo del diseño tienen tanto éxito a nivel internacional como lo tienen los hombres. Algunas diseñadoras salvan incluso los límites establecidos de su disciplina y contribuyen en gran medida a redefinir el diseño. Entre ellas se cuentan Julia Lohmann, que investiga las algas marinas como nuevo material sostenible, o Christien Meindertsma, que analiza de forma crítica los procesos de producción.