El visagismo es una técnica que consiste en exaltar la belleza natural de cada persona, a través del estudio de los rasgos faciales, las leyes de la ‘colorimetría’, el carácter y hábitos de vida de una persona. Esto quiere decir que todos nosotros podemos sacarnos partido, seamos como seamos, simplemente conociendo unas reglas básicas. “Se trata de potenciar las virtudes de las facciones y esconder los defectos”, dice Rocío de la Cueva, directora de I’m Pretty and I Know it, club de belleza para mujeres.
Para un estudio de visagismo hay que tener en cuenta la naturaleza de color de piel y ojos que tenemos cada uno, la forma del rostro, y el carácter o personalidad y hábitos de vida de la persona que va a llevar ese estilo. “Se aplican las leyes de la colorimetría para igualar los tonos que rodean al rostro ya sea con el cabello, la piel o con el tono del maquillaje. Por su parte, se mide la forma del rostro compensando con el corte y el peinado para dotarle de equilibrio, disimular formas no deseadas y dar una sensación óptica más suavizada, buscando forma de óvalo en el rostro, que es la que más armonía tiene”, explica Ángel Fernández, director técnico de Inizi@ HairCosmetics, empresa especializada en asesoría al profesional de la peluquería.
Por ejemplo, a la hora de cortar el cabello hay que buscar la compensación de la estructura humana. Esto quiere decir que si tenemos un rostro alargado, como Sarah Jessica Parker por ejemplo, sería necesario reducir el exceso de longitud vertical y suplir la falta de dilatación lateral. “Lo recomendable es acortarlo la forma del rostro, bien con un flequillo o bien con una melena al mentón; y por otro lado debemos dar volumen lateral puesto que es donde más se necesita y así conseguir compensar el rostro”, detalla Fernández.
Cuatro estaciones
Hay que valorar el color de ojos de la cliente, su tono de piel y hasta el color de sus venas. Rocío de la Cueva explica que todo se resume a “cuatro estaciones”, primavera, verano, otoño e invierno, y que a cada una de ellas le corresponden unas gamas de colores que tienen que ver con la tonalidad de la piel, que viene marcada por pigmentos como la hemoglobina y la carotina.
Según esto, las personas con más hemoglobina, que son tonos azulados, se corresponderían con las estaciones invierno o verano. Y las personas con más carotina serían otoño o primavera. “Por ejemplo, comparamos a Barack Obama y a Morgan Freeman, los dos hombres negros, pero el primero es invierno porque tiene más hemoglobina y el segundo es otoño porque es más amarillento”, apunta la experta.
Según estos estudios de colorimetría, para una persona de piel muy clara con tonos dorados (por ejemplo Nicole Kidman) son ideales los tonos pasteles y claros, como el dorado, el ámbar, tierra, melocotón, marfil, caramelo, albaricoque y algún color algo más atrevido como el rojo cayenne.
Una persona de piel muy clara pero con tonos cenizas (Claudia Schiffer) encaja con los tonos fríos pastel, como el hielo, gris perla, plata, azul cielo, verde claro, lavanda, pero también algún tono más cálido como el rosa bebé, los beige y los irisados…
Para una piel oscura con tonos caobas (Jennifer Lopez) son ideales los tonos intensos como el coral, camel, café, melocotón intenso, naranja, calabaza, terracota, rojo sangre, marrones, caobas, etc.
Y para una piel oscura y cetrina (como la de Penélope Cruz) son ideales los tonos oscuros y fríos, como el gris humo, antracita, negro, azul noche, granate, púrpura, violeta, burdeos, etc.
“El color de ojos influye también en función del carácter de la clienta, por ejemplo, si la persona tiene un carácter extrovertido y tiene los ojos claros, lo ideal es un cabello más oscuro para conseguir resaltar mucho sus ojos y dotar de mayor personalidad y carácter a la imagen que va a transmitir. Para conseguir justo el contrario, es decir que la persona de ojos y cabello oscuros e introvertida, pase desapercibida lo ideal son colores y peinados que no resalten nada”, concluye Ángel Fernández.