Vaqueros y verano parecen dos términos opuestos. La rigidez y la densidad de un material como el denim no es quizá la primera opción que nos viene a la cabeza cuando toca vestirse en los días de temperaturas más altas. Sin embargo, no por ello hay que descartarlos del todo.
Los jeans pueden continuar en el repertorio habitual de looks si se tienen en cuenta una serie de aspectos. Solo es cuestión de hacer la elección adecuada tanto del modelo en si como del resto de prendas y complementos de los que los acompañes y, por supuesto, de dar con el momento idóneo para lucirlos.
Parecen apuntes de perogrullo, pero nunca está de más recordarlos porque de ellos depende que el estilismo sea un éxito o un auténtico fracaso. Estos trucos pueden ser de gran ayuda para evitar que esto último ocurra.
Versiones ligeras
¿Eres de los que aún cree que todos los vaqueros son iguales? Si es así, permítenos decirte que estás muy equivocado. El territorio denim es de lo más amplio, lo que significa que hay modelos para todos los gustos en cuestión de estilo pero también en lo que respecta a la temporada.
Su carácter es tradicionalmente rígido y grueso porque de este modo aseguran el ser resistentes, lo que no quiere decir que con la importancia que han cogido en la industria de la moda no se hayan animado muchas firmas a investigar con él hasta dar con versiones de menor gramaje para así ganar en frescura.
Toda una referente en el campo como es Levi’s®, por ejemplo, cuenta con una colección llamada Lightweight elaborada con tejidos aligerados que resultan menos pesados para así evitar derretirse con unos jeans en plena época estival.
En clave casual
En ningún caso los jeans son piezas que se asocian con la formalidad pero mucho menos en verano. Lucirlos exclusivamente en contextos relajados y en clave casual es una máxima que hay que grabarse a fuego para acertar.
Camisetas de algodón, chalecos de crochet o camisas de manga corta tipo bowling serán bienvenidas a la hora de llevar tus vaqueros preferidos incluso cuando el calor aprieta.
En este sentido, ten en cuenta que –dejando a un lado los de formato bermudas– los mejores aliados para no romper a sudar son los que presumen de formato holgado. Deja los slim fit para cuando regrese el frío.
El juego de elementos
Al hilo del anterior apartado es fundamental tener presente que la mezcla que hagas de prendas y accesorios será clave para que el estilismo sea más o menos fresco. El consejo para cuando el termómetro aprieta es algo tan básico como compensar bien todos los elementos.
Las sandalias o las alpargatas, por ejemplo, serán más que bienvenidas con unos vaqueros durante los meses de verano; y, con respecto a las prendas, deja que sean las de tejidos livianos y tonalidades claras las que protagonicen el look.
Aprovecha la ocasión
La última de las recomendaciones es tan lógica que por eso muchas veces se queda en el olvido. Si no estás dispuesto a renunciar a tus vaqueros ni cuando el termómetro alcanza los 40 grados, que no se te ocurra ponértelos cuando vas a estar todo el día por la calle sino una jornada en la que sepas que el aire acondicionado va a salvarte del calor sofocante.
Lo mejor de todos modos es que huyas de los momentos en los que está el sol y los reserves para las citas nocturnas. Será cuando menos te arrepientas de recurrir a ellos.