Mucho antes de convertirse en uno de los hoteles boutique más sofisticados de Barcelona, el edificio que hoy acoge el Almanac Barcelona ya respiraba historia. Situado en plena Gran Via, en el corazón del Eixample, este singular enclave nace de la fusión de dos construcciones: una de principios del siglo XX y otra más reciente. El reto de unirlas sin fisuras fue asumido por el estudio OAB, liderado por Carlos Ferrater, junto al interiorista Jaime Beriestain, dando lugar a un espacio donde lo clásico y lo contemporáneo se armonizan con naturalidad. A pocos pasos del Passeig de Gràcia, el hotel conecta con el latido cultural de la ciudad — arquitectura modernista, boutiques, museos — e invita a vivir Barcelona desde una nueva perspectiva.
La rehabilitación integral convirtió un conjunto arquitectónico funcional en un espacio calmado y acogedor en medio de la ciudad. La fachada técnica de hormigón UHPC convive armoniosamente con balaustres originales restaurados, mientras que en el interior predominan maderas nobles, mármol de Ibiza y una paleta de tonos cálidos que irradian elegancia. El hotel no solo se adapta a su entorno, sino que lo incorpora con sensibilidad. En el vestíbulo, la ciudad entra en escena a través de grandes ventanales que difuminan los límites entre interior y exterior, mientras que la decoración ofrece sutiles guiños al imaginario arquitectónico de Barcelona. En las habitaciones, los rincones de lectura se esconden en miradores flotantes — reconvertidos a partir de antiguos balcones tipo Julieta —, desde donde el huésped puede observar el vaivén de la Gran Via en una calma suspendida. Espejos envejecidos, luz templada y una paleta cromática armoniosa completan la atmósfera que envuelve cada estancia.
Almanac Barcelona fue más que una apertura en su momento; inaugurado en 2018, este hotel marcó el nacimiento de Almanac Hotels, una firma europea de alojamientos de lujo creada en Barcelona de la mano del grupo austriaco WSF, especializado en reconvertir edificios históricos en espacios de hospitalidad contemporánea. Su filosofía, basada en reinterpretar el pasado para reinventar el presente, se materializó por primera vez en la Ciudad Condal, dando identidad a una marca que hoy cuenta con hoteles en Viena, Praga y próximamente Budapest.
El Hotel alberga 91 habitaciones y suites (de entre 30 y 210 m²), concebidas como espacios de calma y confort. Sábanas de percal de 300 hilos, amenities diseñados por el perfumista Jimmy Boyd y un minibar gourmet son solo algunas de las atenciones que aportan un plus de confort. A ello se suman un servicio multilingüe 24/7, llamadas internacionales gratuitas y una atención personalizada que combina profesionalidad con calidez.
En la planta baja, el restaurante Virens, dirigido por el estrellado chef Rodrigo de la Calle, propone una cocina vegetal contemporánea, creativa y versátil basada en productos de temporada y proximidad. Su menú fluye entre el campo y la ciudad, con sabores limpios y texturas sorprendentes. Además, cuenta con comedores privados bañados en luz natural, ideales para reuniones exclusivas, lanzamientos de marca o cenas íntimas.
En lo alto del edificio, Azimuth Rooftop es un mirador privilegiado con vistas a los iconos arquitectónicos de la ciudad y al Tibidabo, donde lo sensorial se funde con lo social. Cócteles artesanales, música ambiental, sofás en espiral invitan a dejar pasar las horas, ya sea al atardecer o bajo las luces de la noche. Durante el día, la terraza acoge una programación única de talleres con diversas actividades tanto para huéspedes como para locales.
El bienestar encuentra su refugio en Almanac Wellness, un espacio íntimo con sauna, baño de vapor, tratamientos personalizados e instalaciones de fitness de última generación abiertas las 24 horas. Los huéspedes pueden disfrutar de rituales en cabina o en la privacidad de su habitación o suite, además de acceder a programas de entrenamiento privado. Y si la idea es desconectar con vistas, la piscina de la azotea, de uso exclusivo para clientes, es el lugar perfecto para sumergirse en el silencio sin perder de vista la ciudad.
Para quienes viajan por trabajo, o celebran ocasiones especiales, el hotel ofrece cinco salones polivalentes con capacidad de 10 a 100 personas, equipados con tecnología de última generación y luz natural. Con 430 m² dedicados a eventos, estos espacios combinan funcionalidad y estética, transformando cualquier encuentro en una experiencia singular.
El Almanac Barcelona no es solo un lugar donde dormir, es un destino en sí mismo. Un refugio urbano donde el diseño, confort y la historia confluyen para ofrecer una forma distinta de habitar la ciudad.
