Arévalo: arte religioso y buen comer

Arévalo: arte religioso y buen comer

Arévalo: arte religioso y buen comer

Llegan el buen tiempo y las ganas de disfrutar. Hacer una escapadita es una gozada y casi una obligación cuando ésta puede salirnos por muy poco dinero. Desde ya mismo y hasta noviembre podemos disfrutar en Arévalo (Ávila) de la exposición Credo, con la que Las Edades del Hombre llega a su décima octava edición. Es una ocasión única para contemplar sus 90 piezas de arte sacro traídas de toda España y las tres iglesias que las albergan, pero también la excusa perfecta para cambiar de aires sin dañar mucho el bolsillo. La entrada sólo cuesta tres euros y nos permite el acceso a las cuatro sedes de la exposición.

La Iglesia del Salvador es un templo cerrado al culto del que ahora podemos disfrutar aprovechando la ocasión. Cuenta con una amalgama de estilos arquitectónicos fruto de sus sucesivas ampliaciones y restauraciones desde que se erigiera en el siglo XII (o XIV, según fuentes apócrifas). Las otras tres sedes de la exposición se encuentran ubicadas en la Plaza de la Villa. La Iglesia de San Martín es una veterana albergando exposiciones, ya que desde hace unos años este templo cristiano de los siglos XII-XVIII fue reconvertido en un espacio cultural. Presidiendo uno de los vértices de la plaza se encuentra La Iglesia de Santa María la Mayor, una obra románico-mudéjar del siglo XIII que consta de una sola nave con ábside semicircular y una torre a los pies, que se eleva sobre un arco de la muralla. Y por último, cierra este recinto monumental La casa de los Sexmos, convertido en el Museo de Historia de Arévalo.

Y no podemos marcharnos de Arévalo sin visitar su castillo, una fortaleza del siglo XV situada entre los ríos Adaja y Arevalillo que le sirven de fosos defensivos. En él pasó su infancia la reina Isabel la Católica y hoy alberga un pequeño Museo del Cereal. Puede visitarse los fines de semana y días festivos y la entrada es gratuita. Además, es uno de los mejor sitios para ver atardecer en la región.

Dejamos las visitas culturales y nos vamos de shopping, pero a unas tiendas tan peculiares que sólo visitarlas ya es una experiencia, con independencia de si al final compramos algo, o no. Aunque han desaparecido algunas, Restauraciones Parrado, sigue siendo un referente.

Para terminar, unas direcciones imprescindibles donde comer. En Arévalo la estrella es el tostón (cochinillo), pero para mantener el tono low cost del viaje hay que buscar buenos sitios para tapear. Una buena opción puede ser Bar Alexis (Avenida Emilio Romero, 55. Tlf. 920 30 06 15). Está enfrente de la plaza de toros y tiene una buena tortilla y excelente ensaladilla rusa. Los torreznos también son dignos de una parada. Más sofisticado, pero con las empanadillas como tapa estrella, es el Café Milenio (Calle Capitan Luis Vara, 2).

Los mejores y más varidos pinchos los encontramos en el Bar Vinilandia (C/Barrionuevo, 25) y Kikote (Plaza del Salvador), con amplia variedad de guisos de cuchara, cazuelitas y buen ambiente para disfrutar comiendo con las manos. Y de pinchos a tapas, las de Casa Sergio (c/ Encruz, 2), donde las clásicas (careta, patatas y morro) rivalizan con las apuestas más innovadoras. Su oferta se completa con tostas elaboradas en el momento, menús de comida castellana y una buena parrilla, que es su especialidad, para hacernos salir rodando de felicidad.

Si tenemos tiempo y presupuesto, toca mesa y mantel: los restaurantes de la zona parecen vivir una edad de oro con la exposición. Siboney (Calle de los figones, 4. Tlf. 920 30 15 23 ), El Arco (Calle de Casablanco, s/n. Tlf. 920 30 23 73 ), y Las Cubas (Calle de los Figones, 11. Tlñf 920 300 125) son los clásicos. La parte de innovación recae sobre Los Cinco Linajes. Queda claro que aquí la gula no es pecado y si aun así fuera necesaria la confesión, el perdón es más negociable con la tripa llena. Arte, historia, shopping y buen comer al alcance de todos los bolsillos, el plan perfecto para exprimir un sábado como se merece. Que no me entere yo que vuelves a pasarlo aburrido en casa…

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