Su éxito reside en ser una bebida intensa, con notas dulces y afrutadas pero de sabor amargo, como la vida misma. Fruto de los experimentos de Gaspare Campari para obtener una bebida propia y única para el aperitivo, la receta final nació en Novara de 1860 y se ha mantenido hasta nuestros días bajo llave. Hasta 60 ingredientes distintos se combinan en cada botella, incluyendo hierbas, especias, ralladuras de frutas y cortezas. Una bebida que se ha mantenido fiel a su receta pero que ha sabido evolucionar en su imagen hasta convertirse en un icono de moda, de estilo y sofisticación.
Su marcado sabor tan personal y su atrevido color le han convertido en un básico para cualquier barman. En Italia apuestan por el Negroni, mezclándolo con ginebra y Vermut Cinzano Rosso a partes iguales y los americanos lo hacen suyo sustituyendo la parte de ginebra por soda. Hay quien le baja los colores con zumo de naranja y quienes prefieren que se le suban a las mejillas marcándose un original y colorado mojito. Bien fresquito, todo vale.
Solo o en un cóctel, Campari lleva siglo y medio acompañándonos a la hora del aperitivo y haciéndonos soñar. Uno puede perderse volando con su imaginación a través del rojo de su copa, imaginando que ésta le transmite el glamour suficiente para enamorar a las bellezas que cada año posan para su calendario. No son tontos, no. Salma Hayek, Eva Mendes, Jessica Alba, Milla Jovovich o Penélope Cruz lo hicieron en pasadas ediciones y Uma Thurman ocupará nuestras paredes y desvelos durante todo el 2014. Ataviada con deslumbrantes vestidos rojos, siempre rojos, Uma se olvida de su archifamoso mono de cuero amarillo para rezumar sofisticada sensualidad en cada una de las imágenes tomadas por el fotógrafo Koto Bolofo y embobarnos hasta el punto de no pestañear si le diera por sacar de nuevo su catana. Haz conmigo lo que quieras Uma, pero antes te invito a una copa.