En esta ocasión, para entender la forma hay que centrarse en el fondo. El Classic Tour de Breguet es el reflejo de un estilo único, de una forma de entender la relojería que se encuentra en un legado histórico que supera al tiempo con un savoir-faire solo al alcance de los grandes. Y Breguet lo demuestra con cada una de sus creaciones.
La compañía rinde honor en cada uno de sus relojes a los valores que su fundador, Abraham-Louis Breguet, supo transmitir a la relojería moderna, y con la colección Classique recuerda que hay cosas que no cambian. Solo evolucionan para ofrecer su carácter a las nuevas generaciones. Si a eso se le suma un entorno aliado con esas premisas, tendremos ya el fondo y la forma. En estado puro.
Por eso, el entorno del Classic Tour celebrado en Madrid era algo más que el escenario ideal para concitar a 100 elegidos que pudieran ver de primera mano las creaciones de esta línea, era sencillamente el punto de encuentro soñado por cualquier amante del estilo. La casa palacio del diseñador de interiores y anticuario Lorenzo Castillo convertía el evento en la sublimación del arte relojero.
Piezas que combinaban la sencillez de su propuesta –que no su dificultad– con complicaciones que son referencia de la relojería se convertían en una pieza más de colección –de hecho, había una buena representación entre los asistentes– en perfecta connivencia con el esmerado cuidado por el detalle que atesora el diseñador. Para completar el círculo relojero, un maestro relojero –en la cita también se encontraba el Vicepresidente y Director Creativo de Breguet, Vincent Laucella– mostraba en una mesa de trabajo qué es lo que hace diferente a la compañía cuando se habla de mecánica relojera.
Pero Breguet quiso llegar más lejos –ese el argumento de Classic Tour– y se rodeó de un reducido y elegido grupo de empresas españolas que también ofrecieron, en cuidados ‘apartes’, la esencia de su trabajo y valores que les han hecho diferentes. Marcas con estilo. Desde el universo sartorial con la presencia de Langa, un referente en todo lo que tiene que ver la sastrería a medida y con una merecida fama alrededor de sus camisas, al cuidado y tacto con que elaboran sus zapatos en Carmina Shoemaker. Como mandan los cánones. Y pasando por un brandy español que es reverenciado en cualquier mercado internacional, el sorprendente Ximénez Spinola, el único que se produce en el mundo con uva Pedro Ximénez (y que en la cita de Breguet se pudo degustar acompañado por un Habano) o Abanuc, convertido en el templo madrileño de los aromas, el que se respiraba con una selección de velas aromáticas que evocaban una experiencia única y placentera.
Una velada en la que el gentleman contemporáneo pudo disfrutar, al mismo tiempo, de todos esos componentes que hacen su día a día más confortable y le aportan un estilo diferencial, como el que muestran personajes influyentes como José María López Galiacho o el mismo Lorenzo Castillo, ambos con una notable presencia en las redes sociales. Una cita donde cada uno de los invitados pudo entender el por qué y la razón de ser de Breguet. La distinción y el respeto por una tradición que sabe evolucionar. Eso es lo que subyace en el verdadero lujo; en el fondo y en la forma.