En el madrileño barrio de Usera, en la calle Nicolás Sánchez, encontramos el Restaurante Chinatown donde ofrecen un menú por tan sólo 3,50 euros. Sí, has leído bien, ensalada china y arroz, tallarines fritos con pollo, cerdo, ternera o pescado por 3,50 euros. Y para tirar la casa por la ventana, ofrecen otro con platos más elaborados a 5 euros. Eso sí, practica tus dotes de mímica porque el personal no habla español.
Los poco amigos de la comida oriental pueden disfrutar de paella, gazpacho y demás platos mediterráneos por el mismo precio en La Nova Cantina (Sabadell), el bar que regenta Laura Villanova allá donde arranca la subida al Santuario de la Salut. Dos platos, pan, agua y postre por 3,50 euros.
Viajamos hasta Badajoz capital para comer por 3,90 en el Bar Entrepuentes, en la barriada de San Fernando. Alas de pollo, huevos con patatas fritas y una lata de refresco o bien cerveza más lomo, dos huevos fritos y patatas por 4,00 euros.
Proseguimos el viaje hasta Orense, donde dos jóvenes emprendedores, Luis Dacasa Martínez y Sergio Sánchez Cueva, abrieron a principios de este año El Magariños en pleno centro de O Carballiño (Ourense). Abierto todos los días del año de 9 a 23 horas y con menú del día por 4,5 euros (y 6 euros los fines de semana), pero con raciones generosas de cocido, lacón con grelos o callos que alcanzan para dos personas. Los sábados por la noche hay actuación cómica incluida. Comer bien, barato y con sonrisa gratis. Estupendo.
También es posible disfrutar de gastronomías de otros países por menos de 5 euros. En Krishna (C/Espíritu Santo, 19, Madrid) podemos degustar un completo menú vegetariano de dos platos con postre y repetir si se quiere. Tendremos de compañeros de mesa a los Hare Krishna, clientes asiduos del local, y comeremos con las manos, sentados en el suelo y descalzos. Una comida y una experiencia diferente por muy poco dinero.
Cinco propuestas para que la crisis no nos robe algo tan nuestro como disfrutar comiendo con amigos y para que las sobremesas se alarguen hasta que dure el buen humor, no el dinero del bolsillo.