Viajamos a la década de 1950 para vivir el nacimiento de un Alfa Romeo único. En aquella época se introdujo el primer automóvil producido en serie en la planta de Portello, en Milán, el Alfa Romeo 1900. Este sirvió como precedente y significó un cambio en el paradigma de la producción automovilística, gracias a este coche «familiar que gana carreras», destacando su comodidad y su carácter deportivo.
Poco después, en 1954, se creó la leyenda entre los coleccionistas con el objetivo de extender el legado deportivo del anterior a categorías con Sport o GT: el Alfa Romeo 2000 Sportiva. Tan solo se produjeron cuatro unidades, lo que hace que sea uno de los coches más exclusivos del mundo y de los más buscados entre los grandes coleccionistas y aficionados del motor.
Alfa Romeo quiso aliarse con la creme de la creme para dar forma a un diseño de la carrocería distintivo. Así, se unió a Bertone para presentar este nuevo modelo en el que la aerodinámica se convierte en uno de los pilares más importantes. Se ideó pensando, sobre todo, en la velocidad y el rendimiento, por lo que su forma es muy diferente a la de otros vehículos del momento.
Un diseño muy cuidado para el coche más especial de la casa
La parte frontal, por ejemplo, es afilada y está coronada por un scudetto ovalado, firma de la casa. El capó alargado destaca por el nervio central que se eleva creando una sensación de agresividad y al mismo tiempo de elegancia. Los faros están integrados y cubiertos de plexiglás, con los pasos de rueda ampliados que otorgan un aspecto más cuidado y deportivo al coche.
La parte trasera trata de optimizar la aerodinámica con su diseño, con una luneta perfectamente adaptada a las proporciones del vehículo. Algunos elementos del 2000 Sportiva se han conservado para otros modelos de Alfa Romeo posteriores, como el 33 Stradale o el Giulia Sprint; al tiempo que el de 1954 cogió inspiración del Alfa Romeo 1900 en detalles como el motor twin cam.
Como colofón se presentaba un potente motor con configuración de doble árbol de levas y cilindros rediseñados para aumentar la cilindrada a los dos litros. Podía alcanzar una potencia máxima de 136 CV a 6.500 revoluciones por minuto, siendo capaz de llegar a una velocidad de 220 kilómetros por hora, una cifra difícil de igualar que ya se consiguió hace 70 años.
