La alta cocina está de moda y cada vez importa menos la ubicación. Madrid, Barcelona y el resto de capitales de provincia ya no acaparan los mejores restaurantes del país. Ahora se reparten también en pequeños pueblos de unos pocos habitantes a los que acuden los gastrónomos más sibaritas en busca de una comida excelente.
El chef David Yárnoz, que tiene en su poder cuatro Estrellas Michelin y una verde, decidió abrir su restaurante principal en Urdániz, un pueblo de Navarra que cuenta con tan solo cien habitantes. Tras varios años al frente de la cocina de El Molino de Urdániz, inauguró otro local con el mismo nombre a miles de kilómetros de distancia, en Taipéi (Taiwán).
Gastronomía tradicional navarra en la versión bistró
Ya son 20 los años que lleva al frente de este restaurante que comparte edificio con una versión bistró con el nombre de Origen, donde se puede disfrutar de un menú excelente a un precio mucho más bajo, solo por 32 euros. En el hermano pequeño, Yárnoz junto a Jaione Echarri, conservan la esencia del restaurante tradicional en sus inicios, cuando los padres del chef lo pusieron en marcha.
Además de ser más asequible, es también una buena opción para aquellos que quieran disfrutar de una comida de toda la vida, típica de Navarra, con platos como los menudicos, las manos de cerdo, el ajoarriero o el patorrillo. Aunque siempre con el toque moderno y vanguardista que Yárnoz aprendió en la Escuela de Luis Irizar.
Dos plantas, dos restaurantes
Un antiguo caserío de piedra se abre paso en pleno corazón de Urdániz. Pese a que su exterior parece adelantar un interior antiguo, como de casa de pueblo, nos topamos con una sala en la planta superior donde se vive una experiencia gastronómica única. El primer menú degustación tiene un precio de 155 euros y consta de 14 pases que se presentan con el nombre de Clásicos y Evolución.
Tal y como indica su denominación, se trata de un viaje sorpresa a través de la evolución del chef y su aprendizaje a lo largo de los años, ensalzando la calidad del producto navarro. La carta que sí se conoce es la de Origen, ubicado en la planta baja y presentado como un espacio acogedor con una diversa clientela.
Un menú completo y tradicional
Entre los entrantes destacan encurtidos, ensaladilla de changurro, terrina cremosa de puerros y langostinos con salsa tártara o crema de soja fermentada y brotes; los platos principales se ven dominados por la carne y el pescado, con platos como las manos de cerdo rellenas de jamón y salsa de almendras o el arroz de ibéricos y trufa de temporada.
Los postres son igual de llamativos: tarta de queso de Arruazu, torrija de pan brioche con helado de vainilla o mousse de crema catalana con helado de limón y albahaca. El entorno en el que se encuentra es muy privilegiado. Él mismo lo sabe y es consciente de que debe agradecer mucho a la naturaleza.
Esa sostenibilidad de la que se abandera se traduce en la estrella verde que le concedieron recientemente, demostrando así que alta cocina, excelencia y ecologismo también pueden ir de la mano.