Para quienes buscan este verano una experiencia que combine paisajes de ensueño, contacto con la tradición y pasión por la gastronomía, Suiza ofrece una propuesta única: una ruta por las queserías artesanas donde nacen algunos de los quesos más célebres del país. Más que una degustación, se trata de una inmersión en el arte centenario del queso suizo, de la mano de productores locales y en plena naturaleza alpina.
Durante la visita, los viajeros podrán conocer de cerca la elaboración de variedades como Le Gruyère AOP, Emmentaler AOP, Appenzeller® y Tête de Moine AOP, descubrir el día a día en los alpages, aprender sobre técnicas de afinado y degustar los sabores auténticos de una tradición viva. Una escapada ideal para familias, grupos de amigos, foodies o amantes del turismo sostenible.
Ruta por las principales queserías artesanas:
- Appenzeller Schaukäserei AG, en el cantón de Appenzell.
Con más de 700 años de historia, esta quesería permite presenciar en directo la elaboración del Appenzeller®, un queso de masa semidura y sabor fuerte y aromático. Cada pieza se frota con una salmuera secreta de más de 25 hierbas, cuya receta solo conocen dos personas en el mundo.
- Emmentaler Schaukäserei AG, en el Valle de Emme, en la región de Berna
En esta región se produce el emblemático Emmentaler AOP, conocido por sus característicos agujeros, su sabor suave y su aroma a nuez. Elaborado con leche cruda y técnicas tradicionales, representa la esencia de la artesanía quesera suiza.
- La Maison de la Tête de Moine, ubicada en la región del Jura
Esta quesería convierte el queso en una experiencia visual y sensorial. El Tête de Moine AOP se sirve en forma de delicadas rosetas, cortadas con la tradicional Girolle. Su sabor es lácteo, fresco y con notas herbáceas y afrutadas. Hoy en día, se produce solo en una decena de queserías de aldea.
- La Maison du Gruyère, en la región de Gruyère
Aquí se elabora Le Gruyère AOP desde el año 1115, un queso sin agujeros, de sabor delicado y elaborado exclusivamente con leche cruda de la región. Su producción sigue métodos ancestrales, perfeccionados por generaciones de maestros queseros y afinadores.
Más allá de la degustación, esta ruta quesera invita a sumergirse en la cultura y los paisajes suizos más auténticos: montañas, pastos verdes, arquitectura tradicional y un profundo respeto por la sostenibilidad. Una forma diferente de viajar, conectando con la historia, la artesanía y los sabores que definen el alma suiza.