En el país del sol naciente las tradiciones se fusionan con la vida moderna de manera natural. Entre volcanes y montañas se extienden bosques, antiguos santuarios, aguas termales, pistas de esquí y playas. Japón nos seducirá desde el primer momento por su cultura más tradicional en forma de templos y santuarios que se mezclan con neones, rascacielos y tecnología punta. Sin embargo, amplios espacios abiertos, dominando el campo frente a la ciudad, caracterizan a Hokkaido, la isla más septentrional del país, un popular destino que seduce por su naturaleza, variada flora y fauna, estaciones de esquí y su clima fresco y seco en verano. Todo tiene cabida en este país milenario.
Es la cuarta isla de Japón y significa literalmente Camino del Mar del Norte, pues limita con el mar de Ojotsk, que baña también Siberia. Los primeros habitantes conocidos de esta isla fueron los ainu, un pueblo indígena, con una historia, cultura, lengua y tradiciones diferentes al resto del país.
Hokkaido es el lugar ideal para los amantes de la naturaleza por su variedad de parques naturales, senderos, aguas termales conocidas como onsen y especies de flora y fauna específicas. Entre sus principales ciudades destaca Hakodate, en el sur de la isla. Desde la cima de su montaña el viajero puede disfrutar de una de las vistas más impresionantes del país. Podremos visitar el antiguo fuerte Goryokaku, una enorme ciudadela de estilo occidental en forma de estrella.
Otro de los puntos de interés es Sapporo con su parque Odori, que en verano acoge multitud de festivales y en invierno es escenario del Festival de la Nieve, con enormes esculturas hechas con nieve. Aquí no podemos olvidar beber su cerveza, todo un símbolo de la ciudad.
También merece la pena el pueblo de Noboribetsu, conocido por sus aguas termales y su volcán, y Furano, rodeado de montañas con extensos campos de lavanda y pistas de esquí. Los deportes de invierno son precisamente el reclamo turístico de Hokkaido pues su famosa nieve en polvo es perfecta para el esquí y el snowboard y, al ser zonas protegidas de avalanchas, son ideales para el esquí al aire libre.
Además, Hokkaido es conocido por sus seis parques naturales, como el Parque Nacional de Daisetsuzan, el más grande de Japón, con volcanes activos, onsen remotos, lagos y bosques cubiertos de nieve en invierno y el Parque Nacional de Akan, con picos volcánicos, ciervos y una pequeña aldea ainu, donde se habla todavía su lengua tradicional y ponen de manifiesto su cultura con celebraciones propias como el encendido de antorchas por todo el pueblo.
UN JAPÓN DIFERENTE
Ciudades modernas acogen calles llenas de historia donde se alternan templos milenarios con luces de neón y rascacielos. La cultura ancestral convive en ciudades cosmopolitas sorprendiendo al viajero en cada paso. Tradición y vanguardia van de la mano en ciudades como Tokio, donde podremos probar el sushi en el Mercado Tsukiji y después acercarnos al Palacio Imperial y pasear por sus jardines. También iremos al mirador de la Torre de Tokio, desde donde es visible, si el día esta despejado, el Monte Fuji, símbolo del país.
Kioto es también algo más que santuarios y templos. La ceremonia del té y los kimonos van en paralelo con la industria más puntera; aquí nos cruzaremos en el barrio de Gion con geikos (las geishas) y maikos, las aprendices. Cerca se ubica Osaka; su zona norte es la principal área de negocios y de comercio mientras que al sur se encuentra la mayor oferta de entretenimiento de la ciudad. Terminaremos la visita contemplando el Gran Buda y el templo de Todaiji.