En 1908, Archer Milton Huntington (1870- 1955) descubrió la pintura de Sorolla en Londres y, al siguiente, organizó una exposición en Nueva York: ¡160.000 visitantes en apenas un mes! Sin embargo, un registro así parece hoy una quimera. A pesar de que el acceso es gratuito, la Hispanic Society apenas recibe en nuestros días veinte mil visitas anuales, y la mitad son grupos de estudiantes. El denominado en su día “cuartel general de las cosas de España”, con su formidable pinacoteca, su singular entorno, su notable arquitectura o su honorable pátina centenaria no suscitan interés, y sí, en cambio, el modelo de centro cultural en boga, ¡paradójicamente con préstamos de la entidad!
Entre otras iniciativas, la más excelsa quizá haya sido la Hispanic Society, su museo y su biblioteca, construidos conforme al modelo seguido por el British Museum. Ya en su primer viaje a Europa en 1882, Huntington descubrió su pasión por el arte, los museos, y por España, tras leer por azar ‘Los zincali de Borrow’. Estudió español hasta adquirir competencia suficiente como para escribir versos con soltura o traducir, además de editar, ‘El cantar de mío Cid’. Tras declinar la oferta de dirigir uno de los negocios familiares, se dedicó a viajar, a adquirir libros y monedas –el fondo numismático de la Hispanic, 35.000 monedas y 3.500 medallas, es de los mejores del mundo– y a proyectar su sueño: un museo de rango internacional.
Durante un año ultimó su viaje a España, y en 1892 partió con W. I. Knapp, su tutor personal y profesor en Yale. Huntington intentó condensar en la Hispanic el alma de España “a través de las obras de la mano y del espíritu”, planificándola como un oasis cultural en Audubon Terrace, al oeste de Broadway. El conjunto es un homenaje a la arquitectura Beaux Arts de principios del XX. Anna Hyatt, su segunda mujer, añadió más tarde la estatua ecuestre de El Cid y sendos relieves de Boabdil y Don Quijote.
Huntington resumió casi siete siglos de pintura en los más de 800 cuadros y 6.000 dibujos y acuarelas de que consta su pinacoteca, adquiriendo obra de autores sólo conocidos entonces por los expertos. Por su parte, la biblioteca atesora más de 200.000 libros, 15.000 de ellos impresos antes de 1701, incluidos 250 incunables, copias únicas y primeras ediciones de clásicos como El Quijote. Su colección de manuscritos incluye fueros, cartas hológrafas reales, importantes cartas de navegación –como el Mapamundi de Juan Vespucci–, ejemplares iluminados de la Biblia o de manuscritos literarios y poéticos y diccionarios de lenguas amerindias para uso de los misioneros.
La notoriedad de Sorolla
En el edificio central de la Hispanic cuelgan los lienzos de la serie Su visión de España, que Sorolla pintó en exclusiva entre 1911 y 1919: ocho años tomando apuntes sobre la vida cotidiana en nueve comunidades y plasmándolos en catorce paneles de tres metros y medio de altura, que en conjunto ocupan 240 m2. Fue el encargo más importante de su carrera, pagado con 150.000 dólares de entonces, y su valor artístico es incalculable. La magnitud de su esfuerzo queda patente en los bocetos, en los tanteos compositivos o en los estudios de instalación, propiedad de la Hispanic, que fueron expuestos en el Museo de BB. AA. de Valencia en 1999. Previamente, Huntington le había encargado a Sorolla una serie de retratos de celebridades para la biblioteca, conocida como Galería iconográfica de españoles ilustres.