El secreto de esta vodka se encuentra en la materia prima y en los aparatos utilizados para su elaboración. El cereal a partir del cual se obtiene el espíritu procede en su totalidad de una finca ubicada a menos de 25 kilómetros de la destilería, lo que garantiza la frescura y un control absoluto de los componentes. Algo parecido ocurre con el agua, extraída del manantial que pasa por mismo subsuelo de la destilería.
Este verano se sirve en el ‘pop up bar’ instalado en el Palace de Madrid
El alambique utilizado para su elaboración es el otro elemento que hace de este vodka un producto bastante singular: se trata de la joya de la corona de la destilería que la firma tiene en la ciudad sueca de Arhus, un aparato que data de 1921 y del que muy pocos saben cómo sacar partido, ya que hay que ajustar a mano todas las piezas que lo componen. Las columnas, bombas y tubos que se suceden en su estructura están elaboradas por completo en cobre macizo, material que como buen catalizador que es limpia por completo de impurezas el líquido mientras éste es destilado. El resultado es una bebida más suave al gusto que otras vodkas, abierta a más matices organolépticos y presta para ser degustada sola o combinada en un cóctel.
Un producto tan selecto como éste no se encuentra en cualquier lado: los desterrados que pasan el verano en Madrid podrán disfrutar de él en The Copper Bar, el espacio pop up instalado en la siempre agradable cúpula del hotel Westin Palace. En él se puede probar en forma de cuatro cocktails: Elyx&Tonic (un vodka-tonic renovado con toques de azahar), The Opening (una fresca opción a la hora del aperitivo), el impactante New 1921 y Passion Elyx, con un dulzor inigualable que resulta ideal para finalizar un almuerzo o cena con sabor dulce. Los que anden por Málaga pueden probarlo en Marbella (restaurante Calima, restaurante La Cabanne, Puro Beach) y Casares (Hotel Finca Cortesín), mientras que los ibicencos lo tienen a su disposición en dos clásicos del verano en la isla: Nuba Bar y Blue Marlin.