Lanson: el champán que conquistó Europa gracias a su frescura

Lanson: el champán que conquistó Europa gracias a su frescura

Lanson: el champán que conquistó Europa gracias a su frescura

Más de 250 años de historia contemplan a Champagne Lanson. Más de dos siglos y medio de excelencia construida sobre una sabia combinación de tradición e innovación y jalonados de grandes nombres que salpican su brillante cronología. Nacido en 1760 –entonces como Reims Champagne House; renombrada en 1837 como Lanson Père & Fils– para conquistar poco a poco Europa a través de Londres, en 1900 la Reina Victoria lo convierte en proveedor de la Corte; en 1961 es el elegido para recibir a John Fitzgerald Kennedy durante una cena en el Château de Versailles; y en 1983, el entonces presidente francés, François Mitterand, lo ofrece a sus invitados en la décima Conferencia de Jefes de Estado de Francia y África.
La lista, mucho más larga, no es más que una muestra del reconocimiento cosechado por una maison que, desde sus orígenes, eligió mantener el estilo original de Champagne para dotar a sus vinos de una equilibrada simbiosis de elegancia, frescura y vitalidad y respeto a la uva, valores sobre los que se sustenta la esencia de Lanson.

En su elaboración, Champagne Lanson ha apostado por una presencia significativa de pinot noir y chardonnay, que se traduce en una equilibrada combinación de cuerpo y finura. Las uvas proceden de las 125 hectáreas de viñedos propios, además de una cuidada selección de otras 500 hectáreas calificadas, en un elevado porcentaje, como Grandes y Primeros Crus.

Apostando por preservar el estilo original de Champagne, la maison privilegia los vinos sin fermentación maloláctica para primar así su frescura y vitalidad; a la vez, madura sus vinos en barricas un mínimo de tres años para los no vintage y más de cinco para los vintages, un periodo de envejecimiento más largo que el exigido y que permite al producto final alcanzar su verdadero potencial. Durante este tiempo, Lanson ha ofrecido algunos champanes que, formando parte de la historia, visten a la vez las mesas de algunos de los mejores restaurantes del mundo: desde los clásicos, que suponen la mejor puerta de entrada a la maison, hasta el Extra Age, a partir de una mezcla de añadas excepcionales.

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