El pasado 6 de noviembre, LOEWE inauguró una nueva CASA LOEWE en la Avenue Montaigne de París, una de las calles más emblemáticas del lujo y la alta costura. El nuevo establecimiento, de 562 metros cuadrados, reúne las colecciones prêt-à-porter para hombre y mujer, así como bolsos, calzado, joyería, marroquinería, gafas y accesorios textiles. Además, incluye una sección dedicada al hogar, con mantas, cojines y fragancias.
El concepto de CASA LOEWE combina la sofisticación del comercio minorista con la atmósfera íntima de una residencia privada de coleccionista de arte. El interior destaca por el uso de azulejos cerámicos en tonos verdes, azules, naranjas y plateados, que aportan textura y luminosidad. Estos elementos se complementan con superficies de mármol y detalles en latón e hierro forjado, mientras grandes ventanales enmarcan la vista del paisaje urbano parisino y llenan el espacio de luz natural.
El mobiliario, cuidadosamente seleccionado, incluye piezas de diseñadores como Gerrit Thomas Rietveld, George Nakashima e Isamu Noguchi, junto con creaciones propias de la casa, como bancos acolchados de cuero, mesas de centro en terrazo negro y pedestales de mármol. En el suelo, alfombras tejidas en España reinterpretan los paisajes abstractos del artista textil británico John Allen, aportando color y dinamismo.
La tienda también funciona como galería, con una selección internacional de obras de arte, artesanía y diseño. Entre ellas destacan Gelbe modellierung (1985), del alemán Franz Erhard Walther, y las cerámicas de gran formato de la artista sudafricana Zizipho Poswa, de las series Baobab y Umthwalo (2020). Se incluyen además piezas de Henry Moore, Walter Price, Takayuki Sakiyama, Hafu Matsumoto, Ernst Gamperl y John Ward, junto con obras que exploran la frontera entre escultura y funcionalidad, como el Black Terrao Bench (2022) del brasileño Domingos Tótora o el Curved Block Seat (2018) de los británicos Jim Partridge y Liz Walmsley.
Con esta apertura, LOEWE refuerza su compromiso con la artesanía, el diseño y la experimentación material, consolidando a París como una de las capitales clave de su universo creativo.
