Loft en Broadway: el arte de combinar lo industrial con el lujo discreto

Salón de loft en Broadway.

El salón del loft en Broadway combina el encanto industrial de los ladrillos vistos y las columnas de acero con detalles de lujo discreto y mobiliario cuidadosamente seleccionado.

Cuenta mike zandman, promotor de eventos deportivos y de ocio, que, mientras asistía a una fiesta en el domicilio de un amigo y admiraba el ladrillo visto de sus paredes, se dio cuenta de que era lo que quería para su casa recién comprada: un loft en Broadway (Manhattan, Nueva York), de pasado y estética industrial, y en la que, craso error, había aceptado la sugerencia de una amiga para tapar esas toscas paredes. Inmediatamente, detuvo la renovación ya en marcha y contactó con la diseñadora de interiores Jenny Wolf, algo así como un gurú en la ciudad. “En la primera cita y con sus bocetos, captó mi estilo personal y el resultado fue este loft tan extraordinario”, explica Zandman.

No había una receta mágica, pero sí un objetivo claro: mantener el estilo vintage industrial de lo que había sido una antigua fábrica de sombreros, conservar su tono robusto y rústico –ladrillos vistos, efectivamente, pero también tuberías y columnas de acero– y revestir el resultado de la discreta elegancia y el confort necesarios para quien, por su trabajo, concibe la vivienda como un lugar de descanso tras jornadas interminables de viajes por todo el mundo y en la que acoger, también, distendidas citas de ocio con amigos y familiares. “Este también es un lugar para sentirse como en casa”, añade el propietario, para lo cual esa filosofía que impregna el trabajo de Wolf, interiores que combinan lo recuperado con lo refinado, lo cotidiano con lo ornamental, era la mejor receta.

No era fácil lograrlo en un espacio de 240 m2, de 30 de largo y con ventanas solo en la parte delantera y trasera, por lo que la luz natural no alcanzaba el centro del edificio. La interiorista decidió entonces distribuir el loft de tal manera que las funciones más utilizadas, como la sala de estar, el comedor, la cocina y el dormitorio principal, se ubicaran lo más cerca posible de esas grandes ventanas. El área central se reservó para cuartos de servicio, trastero, aseos y un pequeño espacio íntimo de biblioteca. Eso sí, desplazando todo ese bloque a un lateral para permitir apreciar la profundidad del edificio.

Cuando el primer concepto de color y ambiente estuvo listo, Jenny Wolf buscó un contraste único, combinando el estilo industrial con un toque de glamur discreto y chic, con materiales como terciopelo, lana y mohair, además de cálidos tonos dorados y cobrizos. Una cuidada selección de muebles, en la que no faltó la combinación de piezas antiguas con modernas, hizo el resto. Y por supuesto, la tosca pared de ladrillo, pintada en un tono blanquecino, permaneció a la vista.

Salir de la versión móvil