Los cinco errores que cometes (y no sabes) a la hora de hacer el té

Los cinco errores que cometes (y no sabes) a la hora de hacer el té

Los cinco errores que cometes (y no sabes) a la hora de hacer el té

Le hemos preguntado acerca de los pasos del proceso que más dudas suelen generar y nos ha aclarado muchas cosas:

Cantidad

Hablamos de té al peso, por supuesto. La cantidad de té varía según el tipo de hoja. Y es que algunas se secan sin ser trabajadas y abultan mucho, como es el caso del té blanco pai mutan, o de algunos oolong. De todos modos la idea es tomar como referencia la cucharilla de postre, o 2 grs. En otros casos, cuando la hoja está muy trabajada como en el caso del gumpowder, en el que la hojas están muy cerradas en forma de bolitas, la cantidad a utilizar es menor.

Temperatura

En cuanto a la temperatura de infusión, nunca sabemos si nos estamos pasando o nos estamos quedando cortos. Para tés verdes y blancos lo recomendable es entre 60 y 70 grados. Los tés verdes de hojas cerradas aguantan un poco más de temperatura. Los oolong y pu erh (azul y rojo), admiten que el agua pueda llegar a hervir, aunque lo óptimo son unos 90-95 grados. Con los tés negros el agua ha de estar recién hervida pero los más puristas defienden los 95 grados como temperatura máxima.

Tiempo

El tiempo de infusión es el principal causante de esos sabores desequilibrados que nos pueden fastidiar la esperada taza de té agradable. En esto hay que estar atentos: 2 minutos para los tés verde y blanco, 3 minutos para el rojo y el oolong, y 4 minutos para el té negro.

Vajilla

Otro tema es el de acertar con la tetera en que prepararlo, y con la taza en que tomarlo. En realidad en estos aspectos hay diversas opciones. Si nos ponemos puristas, por tradición en china se utilizan teteras y cuencos de terracota o barro cocido yixing, pero también porcelana, material no poroso que permite que no se mezclen los sabores.

En Japón, las teteras más tradicionales son las de hierro fundido y los cuencos, que allí en el caso de la ceremonia del té son casi del tamaño de un bol de cereales y están hechos de cerámica.

En Europa y zonas de influencia europea la tendencia es más a la porcelana, pero en algunos periodos históricos los juegos de té de plata han estado muy en boga. Otro material muy usado últimamente y perfectamente apropiado es el vidrio, ya que permite ver los colores del té, verde jade, dorado, rojo terracota, caramelo, etc.

Leche y azúcar, ¿sí o no?

El tema de la leche y el azúcar siempre genera controversia. Lo ideal para poder apreciar todos los matices del té es no añadir ni uno ni otro, pero algunos tés como los negros resultan demasiado recios y astringentes en boca para desayunar. Es el caso de las mezclas británicas o los tés negros de hojas cortadas o trituradas. La leche y el azúcar suavizan la aspereza que los caracteriza, le otorgan cremosidad y, en opinión de muchos, la consistencia necesaria para que no sentir que estamos tomando sólo «agua caliente». Sí que es cierto que la leche bloquea algunas de las propiedades del té.

En cualquier caso, se trata de una elección personal. El consejo que nos da Juliana Perpén es tomar el té sin leche ni azúcar, “especialmente cuando se trate de tés verdes o blancos ya que  estos ingredientes robarían el sabor del té”, añade.

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