En el momento de la entrevista, Jordi Rabat –presidente de la emblemática joyería– luce en la muñeca un Rolex GMT pre-owned, es decir, de segunda mano. Un estudio de Boston Consulting Group vaticina que en muy poco tiempo, en el año 2026, en torno al 35% de la industria relojera mundial será pre-owned. El deseo del vendedor de desprenderse de lo que considera antiguo y ya no usa, o simplemente de obtener liquidez, y el del comprador por encontrar una pieza única, acuñada por el tiempo, quizás de coleccionista, confluyen para dar lustre a un mercado que, además, acentúa el sentido de perdurabilidad, también de atemporalidad, inherente al sector.
Como respuesta a ese creciente cruce de intereses, la joyería RABAT ha decidido crear RABAT Pre-Owned & Vintage, un nuevo servicio inspirado por un valor, el de la ética, que Jordi Rabat repite durante la conversación. En definitiva, que tanto vendedor como comprador obtengan precios justos, alejados de los movimientos especulativos o plusvalías inmediatas no siempre ajenos a este mundo. Y que se beneficien, además, de lo que implica la firma RABAT: un proceso de verificación y transparencia previo a la compra, y de autentificación, atención personalizada y mantenimiento oficial en la venta. Precisamente por eso, en aras de la máxima garantía, la joyería no actúa como un mero mediador: compra las piezas y asume su titularidad para ponerlas luego de nuevo a la venta en condiciones impecables y siguiendo los protocolos oficiales de cada marca.
Para la compra, RABAT solo pone como condición que los relojes tengan un mínimo de tres años, precisamente para desincentivar a quienes busquen cambios repentinos de precios al alza. A partir de ahí, la mayoría de marcas de la industria relojera suiza son bienvenidas. “Hay muchas cosas que han evolucionado en la industria de la relojería –explica Jordi Rabat al argumentar el auge del sector pre-owned–. Las preferencias siguen menos la última tendencia y se mueven más por gustos personales o historias individuales. El mercado nuevo y el de pre-owned se complementan muy bien, porque cada uno tiene su gracia”. De hecho, el próximo paso será incorporar también a la joyería a esta modelo de negocio.
RABAT, consolidada como un referente del lujo en España, nació como un pequeño taller joyero en 1977, en Badalona. Jordi Rabat, hijo del fundador, se incorporó a la compañía en 2002, aunque ya mucho antes, recuerda, pasaba los veranos “abriendo las puertas” a los clientes. Desde hace seis años, es el presidente. Y, dice, hay cosas que no cambian, fundamentalmente “la atención al cliente, que está siempre en el centro, con un conocimiento profesional y una ilusión de hacerlo bien y estar a la altura”. Sí han evolucionado las marcas, empujadas por el crecimiento imparable de la industria relojera y joyera de la que, por cierto, los jóvenes tiran más de lo que pudiera parecer. “Son productos para siempre –explica Rabat–, y esto hoy en día se valora mucho”.
Con unos 240 empleados, RABAT cuenta con establecimiento propios en Barcelona, Madrid, Valencia, Tarragona e Ibiza y, por supuesto, con un tienda online que actúa en ocasiones como primer paso para empujar al cliente hacia ellos. “La calle –explica Rabat– es más importante de lo que pensábamos. El online nos ayuda y nos encanta; es un mundo no distinto, sino paralelo al físico, pero es en el físico donde ocurre lo mágico”.
El 70% de sus clientes son locales. Fueron ellos los que, tras el bache de la pandemia, empujaron hacia arriba a RABAT. Y, además, nutren “un día a día” de reparaciones, servicio postventa o ajustes de piezas que “dan sentido a la profesión. Vender, claro, está muy bien –reconoce el presidente–, pero este 70% de actividad basada en la proximidad es lo que nos permite dar mayor valor añadido”.
No hay, de momento, planes de nuevas aperturas, aunque sí de “cambios de configuración en las tiendas” con el objetivo, siempre, de seguir mejorando y manteniendo los valores de excelencia que inspiran a la compañía. “Tenemos que estar a la altura, con equipos muy profesionales, incorporando personas a esta familia. Y cuidado con el ritmo –advierte–, no podemos llevar un ritmo rápido, sino un ritmo elegante con todas estas exigencias que tenemos que cumplir”.