Radiografía de la America’s Cup: solo puede quedar uno

El velero America da nombre a la competición America’s Cup.

El velero America da nombre a la competición America’s Cup, tras imponerse en una regata en torno a la isla de Wight en 1851, en una travesía en honor de la entonces reina Victoria de Inglaterra.

No tuvo rival. Tanta fue la diferencia entre el yate America, la embarcación que en 1851 ganó aquella primera regata alrededor de la isla de Wight y los demás veleros, que no solo se quedó con el trofeo, sino que acabó dando nombre a aquella competición: La America’s Cup, conocida en nuestro país como Copa América de vela. Considerado el torneo deportivo más antiguo del mundo en cualquier disciplina, en realidad su traducción certera (no confundir con su aparentemente homóloga futbolera) es Copa del América, en homenaje a aquel mítico barco perteneciente al Club de Yates de Nueva York que se alzó con el preciado aguamanil (un jarro de plata para verter el agua en la palangana para lavarse) que hacía las veces de copa.

¿Cómo llegó el America hasta allí? 1851 fue el año de la primera gran Exposición Universal (‘Gran Exposición de los trabajos de la Industria de todas las naciones’, así se llamó la Expo original), en Londres, auspiciada por la reina Victoria y organizada por su marido, Alberto (los Victoria & Albert del museo londinense). Uno de los eventos que se organizaron fue la Queen’s Cup de vela, una travesía en honor de la reina para 14 veleros del Royal Yacht Squadron (Club náutico de Wight), a la que asistiría la mismísima familia real y a la que se había invitado al recién fundado Club de Yates de Nueva York a que presentase una embarcación. El marqués de Anglesey donó el trofeo, que pronto fue conocido como la Copa de las 100 guineas por su extraordinario valor, algo más de 100 libras de la época.

Sin saberlo todavía, aquella iba a ser la primera America’s Cup. 173 años después se ha convertido en uno de los más grandes eventos del deporte mundial. Este 2024 recala en Barcelona en su 37 edición.

John y Jacqueline Kennedy siguen una regata de la America’s Cup en Rhode Island, 1962, a bordo del USS Joseph P. Kennedy Jr.

Neozelandeses en el Mediterráneo

¿Por qué Barcelona? El equipo defensor del título, el Emirates Team New Zealand, que representaba al Royal New Zealand Yacht Squadron, el club de regatas de Auckland, que ganó la America’s Cup de 2021, disputada en el Golfo de Hauraki, en la propia Auckland (al norte de la isla norte de las dos principales ínsulas que forman Nueva Zelanda), es el encargado de escoger sede en la que permite a sus rivales disputarle la Copa ganada. Algo así como la defensa del título de los campeones de boxeo, pero abierto a más contrincantes.

El Team New Zealand escogió Barcelona por varias razones, entre las que también están las facilidades económicas, estratégicas y de inversión en el evento, que ponen Barcelona, Cataluña y España en el punto de mira de millones de personas. Pero además, también se hizo por la calidad de las instalaciones del puerto y el éxito de los Juegos Olímpicos de 1992, la experiencia de la ciudad en la organización de eventos y la recepción masiva de visitantes e incluso por la cultura de mar y de deportes acuáticos de la zona. Será la tercera vez que se celebra la America’s Cup en el Mediterráneo tras las dos de Valencia en 2007 y 2010, y la cuarta, si sumamos la edición original, que viene a Europa. Por países, tras la primera en el Reino Unido, una en Australia, tres en Nueva Zelanda, treinta en EEUU, esta será la tercera en España.

Unas instalaciones extraordinarias

El Port Vell de Barcelona, en el espacio del Moll de la Fusta, acogerá entre los meses de agosto y octubre de 2024 el Village de la 37ª America’s Cup, patrocinada por Louis Vuitton, marca de lujo que pone su nombre al título y le da un toque de distinción al evento. Todo el frontal marítimo de la capital catalana vivirá el bullicio de una competición que tendrá lugar en el agua, en el campo de regatas a escasos metros del puerto, pero respirará en los cuarteles generales de los equipos y en las instalaciones montadas para dar soporte a todo el espectáculo del deporte de la vela. Tras la ceremonia de apertura, el 22 de agosto –que se pudo seguir desde tierra, desde el mar en ciertas embarcaciones e instalaciones marítimas y, por supuesto, desde las pantallas–, habrá unos días de regatas preliminares, como las que ya se hicieron a finales de 2023 en Vilanova i la Geltrú y a principios de 2024 en Yeda (Arabia Saudí), con unos barcos un poco más pequeños que no son los titulares, antes de que llegue el momento de la verdad. Cuando comienza la verdadera America’s Cup.

La tripulación de Il Moro di Venezia, de Italia, se dirige a la línea de salida para zarpar en una de las regatas eliminatorias, en este caso, contra Nueva Zelanda, en la edición de 1992, disputada en aguas de San Diego (Estados Unidos).

El título en juego

Una vez escogida la sede, haber ganado la Copa y ponerla en disputa le permite al Team New Zealand pasar directamente a la regata final con el apelativo de Defender, defensor del título. Tras haber puesto en juego su corona, el primer equipo que se presenta para disputárselo se llama el Challenger of Record. Estos dos equipos principales son los que organizan las condiciones de la nueva competición, tanto técnicas como humanas, las bases sobre las que se disputará la nueva America’s Cup. A partir de ahí, se abre al resto de rivales que quieran también participar. Todos ellos, incluyendo al Challenger of Record, que en Barcelona es el equipo Ineos Britannia –la elección del Royal Yacht Squadron, el primer club anfitrión en albergar el torneo en 1851–, competirán entre sí en eliminatorias hasta quedar uno, que será el que finalmente se enfrente al Team New Zealand en la final, conocida como el Match.

“No hay segundo”

“¿Quién va segundo?”, preguntó la Reina Victoria en aquella primera edición de 1851 mientras veía displicentemente cómo el yate America dominaba ampliamente la regata. “No hay segundo, majestad”, le contestaron. Y eso que el barco americano tenía 14 rivales… La competición está pensada para ir eliminando buques hasta que solo quede uno. O ganas o pierdes. Nadie recuerda al Aurora, el barco que llegó tras el America.

Seis son los equipos inscritos en 2024, además del neozelandés. Entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre competirán entre ellos por ver quien se enfrenta al Defender: el ganador se lleva la Louis Vuitton Cup tras pasar la Ronda Robin, las semifinales y la final de un calendario muy exigente.

Además del Emirates Team New Zealand como Defender y del INEOS Britannia como Challenger of Record, el tercero en prestigio sería el Alinghi Red Bull Racing, equipo suizo que representa a la ginebrina Societé Nautique de Genève, dos veces ganadora de la America’s Cup en las ediciones valencianas de 2007 y 2010. En cuarto lugar situaríamos al Luna Rossa Prada Pirelli, de Italia, el finalista derrotado en la anterior edición, representando al club náutico Circolo della Vela Sicilia de Palermo. El NYYC American Magic (EE. UU.) es un clásico, porque la bandera del New York Yacht Club (NYYC) fue por delante de todos durante los 132 años que ostentó el título desde aquel mítico triunfo del America. Por último, el equipo más joven, el Orient Express Racing Team (Francia), que tiene su base en la Societé Nautique de Saint-Tropez. Todos ellos competirán por un puesto en la gran final del 12 al 27 de octubre, el Match a trece regatas en el que se alza con la America’s Cup el que consigue vencer siete.

Un momento de una de las regatas finales del Match de 2021, disputado en Nueva Zelanda, en el que el Luna Rossa italiano trató, sin éxito, de arrebatarle el título al Emirates Team New Zeeland, vigente campeón.

Viento en popa, a todo foil

Lejos quedan los barcos de madera y los cascos de acero. El modelo que utilizan todos los equipos en la America’s Cup es el AC75, una embarcación hecha de fibra de carbono, titanio y otros materiales ligeros, de 20,7 metros de eslora, con un mástil que se eleva hasta los 26,5 metros, un peso de 6,5 toneladas y una tripulación de ocho personas (aunque los equipos tienen más de 100 personas in situ fuera del barco), que se ha reducido (era de 11 en la anterior Copa) para lograr mayor espectáculo y velocidad. Por que la velocidad es la clave de esta magnífica competición, con barcos que alcanzan los 50 nudos, casi 100 kilómetros por hora, a los que se llegan con innovaciones tecnológicas punteras. Con los equipos trabajan diseñadores navales e ingenieros de Fórmula 1 y de tecnología aeronáutica. ¿Cómo correr tanto? Pues minimizando el rozamiento del agua: para ello se utilizan unas pequeñas patas llamadas foils que producen un fuerte empuje hacia arriba y que llegan a sacar literalmente el casco del barco fuera del agua para que vuele hacia la meta. Los contendientes se comprometieron a construir únicamente un AC75 para toda la competición y entrenar con otros barcos más pequeños, los AC40 o el LEQ12 (menos de 12 metros).

Exigencia ecológica

Toda esta excelencia obliga a un estricto cumplimiento de un reglamento muy detallado en el que, casi como en una película de intriga, hay que tener muy en cuenta el riesgo de espionaje casi podemos decir que industrial: hay un protocolo muy claro al respecto que, además, va a evitar la proliferación de embarcaciones, cámaras, drones y otros artilugios que los equipos usaban para analizar el trabajo de sus competidores.

Derivado también de ese tráfico, y al mismo nivel, se sitúa la preocupación de la organización y de los propios equipos por paliar la contaminación. Uno de los principales avances es el de la introducción de barcos de hidrógeno en lugar de los de combustible para dar apoyo y seguimiento a los barcos. Rápidos y poco contaminantes, los veremos planear persiguiendo a sus veleros en aras de la sostenibilidad.

Henry William Paget, primer marqués de Anlesey donó el trofeo, un aguamanil de plata fabricado en Londres que pasa de un ganador al siguiente tras cada competición.

Un futuro igualitario

La preocupación de la organización de la America’s Cup por mantener el nivel competitivo y preparar el futuro de los jóvenes regatistas, que muchas veces se limita a perseguir el sueño olímpico, ha llevado a la creación de pruebas para jóvenes. Del 17 al 26 septiembre se disputa la Unicredit Youth, que sirve de cantera para la prueba principal, aunque va sobrada de talento: medallistas olímpicos, campeones del mundo y hasta kitesurferos se enfrentarán en las aguas de Barcelona.

Además, por primera vez en los 173 años de historia de la America’s Cup, se crea una competición femenina independiente, La Puig Women’s America’s Cup, abierta a mujeres de todas las edades en clase AC40. Hasta 1992 no se permitió la presencia de mujeres en la tripulación de los barcos: Dawn Riley fue la pionera a bordo del America 3 de EE. UU., y cada vez hay más mujeres en los equipos, pero queda mucho camino por recorrer. Por eso, esta nueva competición, que tendrá lugar del 5 al 13 octubre, abre las puertas a una Copa más justa e igualitaria.

En ambas pruebas, la Unicredit Youth y la Puig Women’s America’s Cup, van a tomar parte 12 equipos: los seis de la America’s Cup y otros seis invitados, entre ellos un equipo español, el Sail Team BCN, el equipo de Real Club Náutico de Barcelona, a buen seguro el que más aplausos se llevará en esta inolvidable America’s Cup de 2024.

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