Sidra natural en Madrid: Culines y cazuelas por 5 €

Sidra natural en Madrid: Culines y cazuelas por 5 €

Sidra natural en Madrid: Culines y cazuelas por 5 €

“Con el cariño que le echamos y el clima que hemos tenido este año, la nueva cosecha viene buena”, palabra de Samuel Trabanco, alma máter de la muy premiada sidra que lleva su nombre y que será la que, hasta el 28 de abril, despache el medio centenar de establecimientos que participan en las primeras Jornadas de la Sidra Natural que acoge la capital.

De ella procede la mayoría de los turistas que visitan Asturias cada verano. De ahí que, en una especie de hasta que Mahoma no vaya a la montaña, sea de momento el producto estrella asturiano el que se desplaza a Madrid con una oferta al alcance de todos los bolsillos: una botella y una cazuela de la especialidad elegida para la ocasión por cada establecimiento, por apenas 5 €. Las hay de fabes con almejas, de patatas al cabrales, de chorizo a la sidra o de verdinas con andaricas ya sea en restaurantes de nivel como La Hoja marisquerías como La Chalana o sidrerías de barrio tan auténticas como El Llagar. La lista completa de los locales adheridos a las Jornadas puede verse en este sidromapa. Además se sortearán estancias entre los comensales para conocer los mejores llagares, chigres y pumaradas de la Ruta de la Sidra de Gijón.

Para reconocer la buena sidra, que ha de ser del año, aseguran que debe tener un tono pajizo sobre fondos verdes, un olor limpio y frutal, mientras que al gusto ha de dejar un sabor ácido sin rastros de azúcar –eliminada pues El Gaitero y similares–. Y para el peliagudo momento de escanciarla, habrá que ponerse recto pero no rígido, con el brazo que sostiene la botella estirado sobre la cabeza y el que aguanta el vaso inmóvil para que, de preferencia, sea el chorro el que busque al vaso y no a la inversa, procurando siempre que la sidra espalme al chocar contra la pared del cristal. Se sirve en breves culines que, tradicionalmente, todos comparten con rapidez para evitar la oxidación. Si se tiene un pulso como para robar panderetas, mejor usar los escanciadores automáticos o lanzarle un SOS al camarero.

Salir de la versión móvil