Desde que en 1810, Abraham-Louis Breguet realizó el reloj N° 2639, un encargo de Caroline Murat, reina de Nápoles, las sucesivas creaciones del que puede considerarse primer reloj de pulsera jamás realizado han ido acompañadas no solo de belleza sino también de inventiva. Y eso es lo que se encuentra en este nuevo Reine de Naples Coeur: una aguja cambiante en forma de corazón para ofrecer la lectura de los minutos. El corazón se estira o se contrae a medida que la aguja se desplaza por la esfera ovalada, esa que define a la colección. Para completar el espectáculo, el oro rosa y los diamantes (un total de 128 en el realce y en el bisel) magnifican el destello de esta creación de líneas puras, enaltecida con delicadas notas color rojo bermejo.
Ventanilla para la hora
El sistema creado por la manufactura está protegido por varias patentes y se despliega sobre una esfera de zafiro con un fondo lacado blanco que aporta un efecto translúcido suave y sutil. La extremidad, marcada con un fino corazón rojo, indica los minutos sobre la circunferencia de las horas, puntuada con unos discretos corazones colocados cada cinco minutos. Para favorecer la legibilidad, otra de las claves creativas de Breguet, las cifras de los cuartos se distinguen por su tamaño y su ribete lacado también en rojo bermejo. La hora, indicada por una gota de laca púrpura, ocupa el centro de la esfera y su lectura es a través de ventanilla; el fondo de zafiro revela el calibre 78A0, en cuyo contorno de oro está grabado el número individual de la caja, registrado en los archivos de la casa, donde se conservan desde finales del XVIII. Esta edición de 28 piezas numeradas solo se encuentra en boutiques Breguet.
Las virtudes del calibre 78AO
Cuatro patentes se hallan en esta nueva invención de la Maison, creada exclusivamente para el Reine de Naples. La aguja de los minutos está integrada por dos brazos independientes capaces de deformarse gracias a un singular juego de engranajes, que permite crear un corazón estilizado a las 12 horas y redondeado a las 6 horas. Dotado de una leva de forma ovalada –dispuesta en espejo respecto a las curvas del Reine de Naples–, el mecanismo imprime a cada uno de sus brazos una velocidad distinta. Todos los rodajes de esta complicación están acabados a mano.