Dejó escrito Beethoven que “la música es lo que media entre la vida sensual y la espiritual”. De la misma forma, las arquitecturas musicales son los templos donde el espíritu se eleva, impulsado por la enigmática poética del sonido. Al igual que en la arquitectura religiosa encontramos catedrales y capillas, iglesias más o menos opulentas pero que nunca olvidan su función espiritual, resulta inevitable aproximarse al diseño de auditorios de música a través de su acústica. La tecnología que convierte un espacio vacuo en caja de resonancia va de la mano de la estética, ya que en último término es la forma sobre lo que se refleja el sonido.
La arquitectura contemporánea ha hecho de los espacios culturales uno de sus principales ejes de experimentación. Y aunque la vanidosa tentación de los creadores puede ser reinventar su función para adecuarlos a sus propias visiones, las reglas a cumplir son exigentes, especialmente en los auditorios de música. La distribución uniforme del sonido así como su intensidad, la correcta reflexión de la música e incluso el recogimiento que sugiere la escucha de obras de arte son factores ineludibles. Otra cosa es lo que sucede en el exterior. Allí, los proyectistas dan rienda suelta a sus sueños, concibiendo formas que replican el lenguaje de las notas musicales.
La historia de la música está repleta de edificios destinados a la bella escucha. Muchos de ellos surgen a finales del siglo XVIII y en el XIX. Las grandes óperas –La Scala de Milán, La Fenice de Venecia o la Garnier en París– son el resultado de un proceso civilizador que posiciona a la música en el debate creativo popular. Todas, además, fueron teatros mundanos en los que la alta sociedad se representaba con indiferencia, alejados de los auditorios en los que antes irradiaban las artes: las iglesias. Esta selección de templos contemporáneos nos devuelve a la contemplación elevada del lenguaje divino.
El cuerno de la abundancia
Studio Fuksas. Tbilisi (Georgia)
El parque Rhike es una zona verde de la capital centroasiática de Georgia en pleno desarrollo urbanístico. El célebre arquitecto italiano Massimiliano Fuksas (Roma, 1940), conocido por sus edificios de formas ondulantes y reminiscencias orgánicas, está dando allí los últimos toques a un originalísimo dueto: centro expositivo y auditorio de música. Cada uno ocupa uno de los dos cilindros recubiertos de acero y cristal. El más grande corresponde a la sala de conciertos, que tiene 550 plazas y una perspectiva como de periscopio sobre el casco antiguo de Tbilisi.
La música del aire
MAD Architecture. Harbin (China)
Tanto en su forma más tradicional como vanguardista, la arquitectura asiática está fuertemente influenciada por la naturaleza y la poética natural. Así, el paisaje y el viento cincelan las formas curvas de este edificio que busca reflejar el ondulante entorno acuático. El arquitecto Ma Yansong (Pekín, 1975) firma la Ópera de Harbin y busca, con sus dramáticos interiores curvilíneos, coreografiar al visitante como un actor más. La construcción contiene dos auditorios diferentes y el exterior es accesible para ascender sus formas, invitando a coronarlo como si fuese una colina.
Cúbico y concreto
Rojkind Arquitectos. Boca del río (México)
Los bloques de hormigón de la cercana escollera se replican en las formas cúbicas de este auditorio, localizado en el Estado mexicano de Veracruz y bautizado con el nombre de Foro Boca. La percepción y las dimensiones se convierten en un juego para la mirada que difumina los límites del edificio y su entorno, integrando ambos de una forma lúdica. La disposición caprichosa de los cubos que conforman la estructura central subraya este juego y lo adecúan al entorno. En el interior, la sala de conciertos dispone de 966 plazas y mantiene a la vista la estética brutalista del hormigón, combinada con superficies de madera clara. Destaca el telón cenital también en madera, que amortigua los sonidos y está troquelado para permitir el acceso de focos de luz sobre el escenario. El estudio de arquitectura mexicano Rojkind firmó esta obra en 2017, que acompaña la creación de la orquesta sinfónica de Boca del Río.
Un jardín interior
Sou Fujimoto. Budapest (Hungría)
La estructura perforada superior sugiere el sombrero de un hongo y está sostenida por un muro de cristal que borra los límites entre el interior del edificio y el bosque que lo rodea. Por su parte, la techumbre interna es una retícula troquelada de metal amarillo que invita a pensar en una piel de hojarasca, e insiste en la relación con el exterior. Los muros de cristal permiten una visión del parque de 360º y algunos árboles crecen en el mismo interior del edificio, aprovechando los huecos del tejado. En los 9.000 m2 de uso de esta flamante Casa de la Música Húngara se distribuyen dos auditorios, aulas de música y espacios expositivos. Y entre sus activos tecnológicos destaca una cúpula inspirada en la creada por el compositor Stockhausen y que permite una acústica global.
Ciencia y ficción
Jean Nouvel. París (Francia).
La primera impresión que genera esta arquitectura es la de estar frente a una nave espacial. Su revestimiento metálico y las curvas que dinamizan su figura están pespunteadas por luces que lo atraviesan. Al mismo tiempo, hay una tensión entre el núcleo fluido y el marco exterior, de bloques rígidos que se desplazan lentamente. Mientras, el interior de los auditorios posee una continuidad curva y suave que difiere de la rudeza exterior. Las polémicas han rodeado la Filarmónica de París: 186 millones de euros más sobre los 200 presupuestados y el rechazo del propio Nouvel al edificio por no ser totalmente fiel a su idea.
Sonido expandido
Herzog & de Meuron. Hamburgo (Alemania)
Los arquitectos suizos tenían el reto de construir un polo cultural, comercial y habitacional en una zona portuaria de Hamburgo. A su indudable capacidad para levantar iconos excepcionales de gran carga intelectual, a esta obra se añadía la complejidad de transformar un espacio marginal en centro urbano, conquistando terreno para la vida y el universo de la música. Uno de los factores revolucionarios de la Elbphilarmonie es la cercanía entre el público y los ejecutantes, que el estudio asimila al que se produce en un estadio de fútbol. El auditorio central puede acoger a 2.100 asistentes y el de cámara tiene 550 asientos.
Proto/Forma
Oma. Oporto (Portugal)
Merece estar presente en esta selección a pesar de ser uno de los auditorios contemporáneos de música más longevos. La simplicidad de esta Casa de la Música es aparente, ya que al cambiar de perspectiva aparecen nuevos ángulos que se abren a la vista. También su volumen engaña y contiene dos espacios musicales independientes, el mayor de los cuales puede asentar a 1.300 asistentes aunque es flexible, al igual que el auditorio pequeño. Sigue siendo una de las obras emblemáticas de OMA –estudio fundado por Rem Koolhaas (Róterdam, 1944)–.
Arquitectura variable
Fernando Menis. Torun (Polonia)
El estudio del sonido así como de elementos arquitectónicos típicamente locales conforman el núcleo del Centro Cultural y de Congresos Jordanki, proyectado por el arquitecto español Fernando Menis. Para facilitar la acústica del edificio se aplicó la técnica del picado. Una mezcla de hormigón y ladrillos rojos fueron picados de forma irregular –es decir, fracturados en la superficie–para permitir la reflexión del sonido. A estos materiales se añadieron también rocas volcánicas para aumentar la porosidad, elemento típico de las Islas Canarias que había sido experimentado previamente allí por el arquitecto. Desde el punto de vista estético, Torun es conocida por su arquitectura de ladrillo rojo, material que de forma reciclada fue integrado también en el centro de convenciones que acoge el auditorio. Además, se ideó un sistema estructural que permite variar la disposición del techo según las necesidades de cada evento musical.
Eterno recogimiento
Open Architecture. Chengde (China)
La estética de este espacio acústico es prehistórica y también futurista, por su carácter atemporal. Situado en plena naturaleza y conocido como Capilla del Sonido, es una estructura abierta en varias de sus dimensiones que parece haber sido esculpida en una roca, aunque en realidad está construido con hormigón y piedra molida típica de la región. Junto a los muros facetados, las diferentes aperturas permiten que el sonido fluya de forma natural. De hecho, el interior del auditorio fue diseñado inspirado por el interior del oído humano. Cuando no hay conciertos, la acústica del espacio invita a los sonidos naturales del valle a incidir en su interior. Sin duda, una joya analógica de gran sofisticación técnica.