La Nochevieja es mucho más que el último brindis del año, es un instante para mirar atrás, celebrar lo vivido y abrir los brazos a lo que está por venir. En esa noche, el lugar que elegimos marca el tono de la celebración, define el ambiente, el ritmo y la manera de empezar el nuevo año. En Barcelona, algunos hoteles transforman esta fecha en una experiencia completa, donde gastronomía, música y la magia de la ciudad se combinan para recibir el cambio de ciclo. Tres hoteles, tres propuestas distintas, tres maneras de despedir el año como merece la ocasión.
Nochevieja singular y festiva en Moxy Barcelona
Moxy Barcelona vive las fiestas fiel a su ADN, con humor, creatividad y una energía que convierte cada celebración en algo inesperado. Una forma de entender la Navidad que conecta directamente con su propuesta de Fin de Año: social, divertida y sin protocolos. Las luces, las decoraciones animadas y las pequeñas sorpresas que aparecen en cada rincón transforman la Navidad en una experiencia que se refleja en actividades que invitan a participar, crear y socializar.
Esa actitud se refleja en iniciativas como el taller de bolas navideñas personalizadas, una actividad que apuesta por el mensaje irreverente y la estética imperfecta como forma de expresión. Guiado por el artista multidisciplinar David Méndez Alonso, fundador de la marca Outsiders Division, el taller conecta con una visión creativa que se distingue por el color, el error, la fantasía y la individualidad, conceptos muy alineados con el carácter del hotel y con una forma de entender las fiestas sin rigidez ni solemnidad.
La Nochevieja marca el gran cierre de este recorrido festivo. Moxy Barcelona propone despedir el año con una experiencia que combina gastronomía, música y vistas 360º sobre la ciudad. La cena en el restaurante Level 3 ofrece un viaje de sabores que sorprende desde los entrantes -Ensalada de rúcula, cherrys pochés y mozzarella de frutos rojos, Tataki de atún con algas y guacamole, Tartar de salmón con mango y aguacate y Plato de jamón ibérico con coca de cristal -hasta los principales, como salmón a la lima y solomillo de ternera con foie y glaseado. La velada se termina con un toque dulce a base de cheesecake con frutos rojos, caramelo salado y una selección de turrones.
Tras la cena, la celebración se traslada al rooftop Bonavista, donde la cuenta atrás se vive entre uvas, cotillón y fuegos artificiales, acompañados de una copa de cava de bienvenida y un buffet de dulces navideños. La noche continúa con un after-party con DJ, donde la música y la atmósfera animada mantienen la fiesta viva hasta bien entrada la madrugada. Además, el hotel ofrece un paquete especial de Fin de Año que incluye cena, alojamiento, after-party, parking y acceso al rooftop.
La Llista de l’Art: una Nochevieja donde el arte se sirve a la mesa
El Hotel W Barcelona convierte la última noche del año en una experiencia que traslada el arte al terreno gastronómico. Bajo el nombre La Llista de l’Art, el hotel propone una Nochevieja distinta, en la que la creatividad se traduce en propuesta culinaria y Barcelona se erige como la gran inspiración con la que dar la bienvenida al nuevo ciclo.
La iniciativa se articula a partir de tres visiones artísticas y tres universos culinarios. Gaudí, Dalí y Miró marcan el punto de partida de tres cenas inmersivas que toman forma en los restaurantes del hotel —NOXE, SALT y FIRE—, cada uno con su propio lenguaje, estética y personalidad. Sus referentes creativos se filtran en cada detalle, desde la atmósfera hasta la mesa, invitando a los huéspedes a vivir Barcelona a través de los sentidos en un recorrido que celebra el Fin de Año desde la cultura, el sabor y la emoción.
NOXE (planta 26) mira al modernismo de Antoni Gaudí con Llums, una experiencia que traslada las formas orgánicas y la riqueza visual del arquitecto a una propuesta gastronómica de inspiración asiática. El menú dibuja un recorrido sofisticado en el que el producto del mar —con especial protagonismo del atún rojo y otros pescados seleccionados— se expresa mediante técnicas japonesas y una puesta en escena cuidada y escenográfica, que culmina con un cierre dulce de chocolate, especias y fruta.
A pie de playa, SALT se adentra en el universo surrealista de Salvador Dalí con Miratges, una cena que juega con el contraste y la sorpresa. Sabores intensos, guiños a la cocina catalana y un uso expresivo del color y las texturas construyen una experiencia gastronómica provocadora y sensorial, tan sugerente como el imaginario del artista, con un final dulce marcado por notas cítricas y cremosas.
FIRE, por su parte, toma como punto de partida la abstracción poética de Joan Miró con Somnis, concebida especialmente para despedir el año. Una propuesta en la que el producto sostiene el discurso culinario y cada plato despliega texturas, sabores y aromas que evocan el Mediterráneo con sutileza y poesía.
Más allá de la mesa, quienes participan en cualquiera de las tres cenas están invitados a disfrutar de música en directo, fuegos artificiales sobre el Mediterráneo y una ambientación pensada para la ocasión, que convierte el hotel en un recorrido artístico a escala real. En W Barcelona, la Nochevieja se celebra, a la vez que se saborea y se vive como una pieza más del relato cultural de la ciudad.
Hotel Gallery de Barcelona: sintonía, memoria a la mesa para despedir el año
Hay cenas que no solo despiden un año, sino que activan recuerdos. En el restaurante Sintonía, del Hotel Gallery de Barcelona, la última noche del calendario se convierte en un ejercicio de memoria culinaria a través de un plato que forma parte de la historia gastronómica de la ciudad: el cabrito embarrado de Fermí Puig.
Para la cena del 31 de diciembre, el chef Pablo Tomás recupera esta receta emblemática del desaparecido Drolma y la sitúa en el centro de una velada concebida como homenaje a uno de los grandes nombres de la cocina catalana contemporánea. Servido a la cuchara y acompañado de puré Robuchon trufado y su jugo reducido y especiado, el cabrito embarrado actúa como hilo conductor de una experiencia gastronómica que mira al pasado con respeto y al presente con técnica y sensibilidad.
Más allá del gesto simbólico, la propuesta resalta una forma de entender la cocina basada en el producto, la precisión y el tiempo. Un enfoque que Pablo Tomás comparte con el maître de sala, Julià Duque, con quien forma un tándem que cuida cada detalle del proceso, desde la elaboración en cocina hasta el servicio final en sala, donde el emplatado se convierte casi en un ritual durante la noche de Fin de Año.
La cena se completa con otros guiños a la tradición catalana que refuerzan el vínculo de la propuesta con la gastronomía barcelonesa más auténtica. Escudella con carn d’olla y galets, canelones o pollo de pagès relleno a la catalana acompañan al plato protagonista y sitúan la celebración en un territorio gastronómico reconocible, profundamente ligado a la memoria colectiva de la ciudad. El cabrito embarrado protagoniza la cena de Fin de Año, pero se mantiene en la carta de Sintonía durante el resto del año como plato clave, junto al steak tartar o el croissant ahumado.
Ubicado entre el passeig de Gràcia y la Rambla de Catalunya, el restaurante Sintonía y los espacios del Hotel Gallery se preparan para recibir la noche más especial del año con un ambiente sereno y elegante. Un escenario que invita a celebrar desde el disfrute pausado, con la mesa como centro y la conversación como protagonista.
Así, Sintonía propone despedir el año desde la memoria y el sabor, rescatando una cocina que forma parte del relato gastronómico de Barcelona y que, en noches como esta, vuelve a ocupar el lugar que merece.
