“El ‘espíritu de las expediciones’ consiste exactamente en hacer frente a lo inesperado y recibirlo con los brazos abiertos”. Este extracto del cuaderno de campo de la travesía de Chris Burkard por la Patagonia, se puede aplicar perfectamente al mercado y a la relación que se establece entre marca y cliente, en como ésta evoluciona también atendiendo a las necesidades y preferencias de las nuevas generaciones de compradores.
Sentirte pequeño ante grandiosos paisajes. Alcanza tu destino. Déjate llevar por el #SpiritofExploration . @montblanc 1858 Geosphere acompañando a @chrisburkard por la Patagonia Argentina . #Montblanc #MontblancWatch #luxurywatch #horologie #watchoftheday #watchesofinstagram #watchlover #watchcollection #1858 #mountain #travel #exploring #adventure Una publicación compartida de Montblanc España (@montblanc_es) el 5 Jul, 2018 a las 1:28 PDT
Para ello, para enfrentarse a lo inesperado, en Montblanc han sido siempre conscientes de que eso no implicaba cambiar el discurso sino adecuarlo a cada momento. Por eso, la línea 1858 captura el espíritu del pasado de forma moderna, expresando la tendencia de volver a la naturaleza y a la aventura. Han diseñado relojes destinados al explorador actual, a quien además le gusta establecer sus propios desafíos. Es alguien a quien le encanta expresar su estilo personal, es auténtico, ama la aventura y encuentra la armonía con la naturaleza.
Si se revisa la historia de Montblanc desde sus orígenes, se comprueba que ha aplicado el espíritu pionero desde 1906, cuando revolucionó la cultura de la escritura con innovaciones de vanguardia. Generación tras generación, los clientes han sido testigos de cómo la marca traspasaba límites y evolucionaba la expresión de la artesanía tradicional adaptándola al momento; no solo en los relojes sino también con los instrumentos de escritura o en los artículos de piel. Montblanc ha ideado nuevas funciones, ha evolucionado y mejorado diseños siempre con una carga importante de herencia y de sofisticación.
Productos hechos a mano con los más altos estándares, como corresponde a cada una de sus manufacturas: Hamburgo para sus instrumentos de escritura, el Jura suizo en Le Locle y Villeret para sus relojes o Florencia para sus artículos de piel. Así han conquistado a cada uno de sus clientes y así están llamando la atención de los nuevos seguidores de la marca; gente que a pesar de su juventud priman la calidad sobre las tendencias, que buscan objetos que además de útiles sean bellos, y por supuesto, intemporales. Esa es la mejor herencia que puede legar cualquier marca que se precie.
No hay mejor forma de entenderlo que con un ejemplo práctico, y ese lo personaliza el Montblanc 1858 Automatic Chronograph, donde se combina la estética vintage de la colección con la función de cronógrafo. Disponible con caja de acero o bronce, en sus 42 mm de diámetro hay tanto acabados pulidos como y cuenta con el cristal de zafiro abombado tan característico de la colección. En el modelo de bronce, el fondo de la caja se presenta en titanio recubierto en bronce para evitar alergias y, en ambos acabados ha sido grabado con la imagen del Mont Blanc, una brújula y dos piolets de hielo cruzados. La versión de bronce cuenta con una esfera color champán ahumado y acabado rayos de sol, un elegante fondo para los contadores bi-compax situados a las 3h y las 9h, que se inspiran en los históricos cronógrafos Minerva. La esfera se completa con números árabes luminiscentes color beige y agujas tipo catedral ligeramente abovedadas y realzadas con SuperLumiNova®. Certificado por el Montblanc Laboratory Test 500, es sumergible a 100 metros y para vestirlo definitivamente se puede escoger entre una correa NATO negra y gris, o una correa de piel de becerro envejecida color coñac con costuras beige. Un ejercicio más de la sabiduría de una marca, Montblanc, que ha convertido su trabajo en un sello esencial de eficiencia, innovación, calidad y expresión de estilo.