Adrián Seligra, con 31 años, lleva el oficio de sastre desde la cuna. Ya su tatarabuelo se dedicaba al ilustre trabajo de hacer trajes a medida, pero fue su abuelo el que, en 1965, abrió el negocio en el que hoy despliega su maestría en un bajo comercial a pie de calle en Valencia. “Es mi vida, cada cliente es un diseño y un patrón nuevo. La sastrería como diría mi abuelo es ‘darle vida a un paño”, afirma Seligra.
La sastrería familiar lleva décadas adaptándose a las tendencias que la moda masculina impulsa cada nueva temporada. Para el próximo año, Seligra asegura que volverán las solapas anchas, hombros más estrechos y coronas más marcadas a modo artesanal: “Como se han hecho siempre: son entalles ajustados en chaquetas, de una sola abertura en la espalda y bolsillos cada vez más inclinados para marcar y estilizar cinturas y caderas”. En cuanto a los pantalones, sugiere que sean estrechos en pernera y gemelos, más cortos, pero sin descubrir del todo el tobillo, y luego “más anchos en cadera, que aportan mucha identidad con los pliegues o las pinzas que, sin son dos, mejor que un solo pliegue”. Nada de trabillas, sin cinturón, pero sí con cinturillas más anchas para marcar la cintura a modo de fajín, en la que los ceñidores laterales podrán hacer el pantalón más funcional, cómodo y versátil.
Hasta el taller de Adrián Seligra acuden hombres que buscan un traje a medida principalmente de corte clásico. Son clientes que, pese a que la corriente actual impone la relajación de las formas, insisten en líneas más armadas y ajustadas al cuerpo: “Nos piden confecciones cercanas a la moda de los años 50, pero con cambios sustanciales en hombros y entalles –explica Seligra–. Se está buscando modernizar la prenda reflejando las líneas de décadas anteriores que, aunque parezca una contradicción, no lo es; la moda masculina siempre ha sido cíclica y aunque haya una tendencia a la diferenciación y personalización en la sastrería, al final el cliente nos exige más en cuanto a líneas y procesos artesanales”.
Para los cuellos de las camisas, Adrián impulsa este año el italiano, más polivalente y versátil a la hora de elegir el nudo de una corbata: “Te permite llevar el cuello desabrochado y dar un aire más informal y desenfadado, para después abrocharlo, y una buena corbata”. A esto se añadirán iniciales, ojales y pespuntes en canesú y, si se apuesta por algo diferente, el sastre recomienda el puño mosquetero, aquel que en la vuelta no se llega a cerrar del todo. En cuanto a tejidos, Adrián Seligra habla de una vuelta a los falsos lisos, como el príncipe de gales, pero sin los cuadros tan marcados y en otros colores; el fil a fil (hilo a hilo), un tejido que suele encajar en todas las estaciones del año y que permite obtener muchas variantes de color; o las esterillas, tanto para verano como para invierno y que, según Adrián, entrarán con mucha fuerza en 2022. También apunta al regreso de un clásico en la sastrería masculina: el tres piezas. “Lo veremos este año sobre todo en invierno (…). Volver a traer tendencias del pasado, que ahora no se llevan, y ponerlas de moda, es símbolo de distinción y de protagonismo”.