A 58 kilómetros de Londres, en el apacible condado de Sussex, se encuentra Charleston Farmhouse, la casa donde el famoso Grupo de Bloomsbury vivió durante la primera mitad del siglo XX. Entre sus paredes de piedra y ladrillo, este círculo de intelectuales persiguió un ideal de amor libre, alejados de la represión moral que la capital británica desarrolló durante la época victoriana. La artista Vanessa Bell, hermana de la novelista Virginia Woolf, y el pintor Duncan Grant se mudaron a ella en 1916, convirtiéndola, junto al crítico de arte Roger Fry en un santuario de la modernidad, un refugio de artistas que, esperando el final de la I Guerra Mundial, experimentaron sin límites en su forma de pensar, de pintar, de escribir y de amar. Ya lo explicó la autora estadounidense Dorothy Parker cuando escribió su famosa cita: “Los Bloomsbury viven en cuadrados, pintan en círculos y aman en triángulos”.
Crear fuera de la norma
Los miembros del Grupo de Bloomsbury se resistieron a ser definidos, pero crearon a través de su arte -que abarcó desde poéticos paisajes hasta el cubismo más radical- una firme identidad colectiva. Esto se reflejó en cada rincón de Charleston, que acabó siendo una expresión visual del estilo de vida bohemio y libre de género reivindicado por el colectivo. Todo el mobiliario, incluidas las paredes, chimeneas, paneles y puertas -la de entrada y la trasera pintadas simbólicamente en rosa y azul- se dispuso en el mismo estilo pictórico que las obras realizadas por el grupo.
Fue uno de ellos, el pintor post-impresionista Duncan Grant, quien influyó de forma más notable en el modernismo del siglo XX, inspirándose en pintores europeos como Picasso, Matisse y Degas para crear cuadros de trazos rápidos, formas simples y colores vibrantes. El artista, que conoció el éxito sobre todo en la década de los 20, saltó a la escena internacional cuando sus ilustraciones de desnudos masculinos, bodegones de líneas esculturales y trabajos experimentales con cerámica recorrieron Gran Bretaña y Europa tras exhibirse en eventos como la Biennal de Venecia de 1926 y 1932.
Su obra y posterior influencia inspiran ahora la nueva colección primavera-verano de Dior Men, concebida por Kim Jones. El diseñador utiliza el jardín como nexo de unión entre el Charleston de Duncan Grant y la casa de Granville (Normandía, Francia) donde Christian Dior vivió durante su infancia. Además de su colección personal de copias y primeras ediciones de libros vinculados con el Círculo, Jones se sirvió de más de 10.000 archivos de la colección privada de Charleston para comprender y transmitir el repertorio artístico de Grant, marcado en gran parte por un mensaje social y político vinculado con su condición de hombre homosexual en una época y en un país que criminalizaba esta clase de libertades.