Hay un camino de la excelencia; sí, por supuesto. Un viaje donde solo hay un objetivo final: ofrecer una experiencia diferente a un público que también es diferente. Eso es lo que queda claro tras celebrar el III Foro Gentleman, que con el argumento alrededor de ese viaje juntó bajo un mismo techo –nunca mejor dicho, pues el evento se desarrolló en la villa Panoramah, en La Reserva de Sotogrande, promovida por Aspire Developers, que participaba en este Foro en la figura de Pedro Megias, y diseñada por ARK Architects, con Antonio Ruiz como ponente– , y en el que participaron Jaeger-LeCoultre y el distribuidor de la marca en Sevilla, El Cronómetro (con la intervención de Pilar Satrústegui y Roque Lage, respectivamente y responsables de marketing de ambas compañías), acompañados por Carmen del Cid y Vincent Renaudin, representantes en Marbella y España, respectivamente, de las camas Hästens, y Javier Romero, de Alpine Center Málaga.
Unos y otros, así como el público ratificaron algo de este universo que llamamos lujo y es que la experiencia, no solo como espectáculo sino la adquirida a lo largo de los años, es vital para entender su verdadero alcance. Historias cuajadas de ideas, de desarrollo personal e intransferible que merece ser argumentado con tranquilidad y también con esa reflexión necesaria de quien busca lo mejor. Historia y presente unidas por un mismo argumento de valor. Y obviamente un futuro armado sobre la misma realidad: la de un cliente que elige no solo algo bueno, sino lo que realmente es excepcional. Y queda claro que todos ellos lo hacen, porque además convierten al cliente en el centro de todo su discurso. Por supuesto, basado en superar en cada nueva propuesta a la anterior, y lo que es más importante, en ser fieles con su ADN. Eso también es necesario para hablar de excelencia.
Este III Foro se remató con el catering ofrecido por el Grupo Gaucho, con la directora Noelia Thames al frente; y, como colofón, los invitados recibieron un regalo muy especial de La Castaña, afamada marca reconocida por la excelencia de sus polvorones. Por supuesto, disfrutando de unas increíbles vistas desde la Villa Panoramah. Eso también es excelencia.