En los pubs anglosajones, reina como la bebida de la conversación, la que anima a cantar viejas canciones de amor o de sexo, a hablar de deporte un rato y de política más tarde, e incluso, en algunos rincones, de poesía y teatro.Y lo mismo ocurre en los bares de Praga y en las animadas cervecerías madrileñas y tabernas españolas. Cambia el color de la cerveza, la temperatura a la que se sirve, la cantidad de espuma que la corona… Pero hay una cosa que no cambia nunca: la animación que propicia y genera.
Barack Obama
Barack y Michelle visitaron en 2011 la aldea irlandesa de la que procede una rama de la familia del ex presidente norteamericano. Allí, en Moneygall, el lugar del que huyeron sus ancestros en 1851, en plena hambruna irlandesa, Obama no tuvo reparo en ir a tomarse junto a su mujer unos vasos de la clásica cerveza negra en el Ollie Hayes Bar, en plena Main Street (arriba en la imagen). Por cierto, el expresidente insistió en pagar de su bolsillo la bebida. “La Guiness sabe en Irlanda mucho mejor que en ningún otro lugar del mundo”- dijo entonces Obama.y más allá de cuestiones geográficas, climáticas e incluso sociales y amicales, el primer presidente negro de la historia de los Estados Unidos atinó en enunciar una de las claves que distinguen una de otra cerveza, e incluso, dos vasos de la misma: «Aquí tiran la cerveza mucho mejor».
Steve McQueen
La cerveza se consumía a litros en el Viejo Oeste. Steve McQueen, como buen norteamericano, era aficionado a esta bebida que mezcla bien con la conversación, pero también con el baile y con los ritmos vivos y alegres de la música country. En nuestros días, no hace falta decir de qué bebida estamos hablando cuando alguien dice que saques un six pack de la nevera. La fórmula de márketing perfecta: seis latas enlazadas por una cinta de plástico muy resistente.
Orson Welles
El director de cine fue un hombre aguerrido que aceptaba los retos. La jornada de trabajo ha terminado y hay que relajarse. Estamos en Munich, capital de Baviera y una de las capitales mundiales de la cerveza. A mediados de los años 50 se puso de moda utilizar pequeños barriles para ofrecer la bebida, y el ritual comienza con la ceremonia consistente en abrirlo. Luego, la cerveza será servida en jarras de loza blanca por mujeres rubicundas con aspecto campesino, y ayudará a engullir un codillo con los clásicos chucrut y puré de patatas.
Sean Connery
Ernest Hemingway no se hacía a la mar cuando iniciaba una larga jornada de pesca sin llevar unas cuantas cajas de cerveza, que le gustaba beber muy fría. Es una bebida que fomenta la conversación, pero después de unas cuantas botellas es posible que nos entre algo de modorra, como le ocurrió al recién descubierto Sean Connery. Una tumbona de lona y el efecto de la cerveza le permiten conciliar un sueño profundo en la cubierta del barco donde tenía lugar el rodaje.
Años 40
La Segunda Guerra Mundial hizo que las mujeres alcanzaran una posición nueva y preeminente en una las de las potencias vencedoras. Después de años trabajando en la industria, conquistaron espacios reservados a los hombres en todas las esferas. Incluso en los bares, donde dejó de resultar extraño verlas junto a la barra pidiendo una cerveza y compartiendo con ellos esa amable convivencia de la jarra o el vaso cuando cae el sol. «Se lo garantizo, señor Okada, una cerveza fría al final del día es lo mejor que puede ofrecerte la vida», escribió Haruki Murakami.
También con tequila
La primera fábrica de cerveza de todo el continente americano fue creada en México poco después de la conquista por los españoles. Por eso no es de extrañar que en el país azteca sea considerada como una bebida tradicional y que se toma a todas horas. También en la hora del cóctel, porque los mexicanos han descubierto algunos combinados ideales para las largas tarde calurosas de su país. La mezclan, por ejemplo, con tequila, o jugo de limón (la famosa Michelada).
Louis Armstrong
Lo dijo una vez Jack Nicholson, y el gran actor sabe de lo que habla: «No hay en el mundo mejor bebida que una jodida cerveza». Una frase de difícil discusión que sin duda hubieran suscrito también Louis Armstrong y Willy Brandt, que aparecen en esta imagen insólita. Un pitillo encendido tras una cena ligera acompañada de una buena cerveza resume una fórmula perfecta para este momento de relajación admirativa.
David Beckham
David Beckham toma un sorbo de cerveza en un bar de Brooklyn. El local se ha llenado para ver a los Nets, que juegan lejos de su cancha un difícil partido contra los Miami Heat. La fórmula funciona en innumerables lugares de todo el mundo: un partido, da igual que sea de fútbol o baloncesto, acompañados de una cerveza, genera un sentimiento de comunidad que une a los fans de un mismo equipo. Si la cerveza es buena y tu equipo gana, mejor que mejor.