Al menos esto ocurre con los juguetes que lleva años detectando el Sistema de Alerta Rápida para productos no alimenticios (RAPEX por sus siglas en inglés). Esta herramienta de la Comisión Europea lleva funcionando desde 2003 en defensa de la seguridad de los consumidores de los países miembros de la UE. En 2014, casi el 30% de los productos retirados del mercado por su peligrosidad eran juguetes.
El RAPEX elabora anualmente un listado con centenares de productos que han generado alertas comunitarias por su peligrosidad. Esta lista está disponible para su consulta en Internet. Hasta 2.435 alertas se registraron el año pasado. España, con 280 de esas alarmas, es el segundo país que más registró en 2014, por detrás de Hungría (291). En general, la peligrosidad que representan todos los objetos en los que se fija este sistema es considerable. Al menos así figura en los resultados presentados el pasado ejercicio, en el que se anotaron un total de 2.153 alertas por “riesgos serios”.
Los peligros más comunes
Los juguetes tienen un papel tristemente destacado para el RAPEX. El año pasado un 28% de sus alertas estuvieron relacionadas con objetos diseñados para el juego de los niños, mientras que un 23% tuvieron que ver con productos de la industria textil. Para ver el protagonismo de los juguetes en el RAPEX, basta con echar un vistazo a los juguetes que se han ido registrando este año. Peligros “por asfixia” y por exposición a determinadas “sustancias químicas” aparecen como los riesgos más comunes. Algunos juguetes, especialmente las figuras de plástico destinadas a jugar en el momento en que se baña a los niños, presentan ambos.
Peligros “por asfixia” y por exposición a determinadas “sustancias químicas” aparecen como los riesgos más comunes.
Los ftlatos o ésteres de ácido ftlático son de los compuestos químicos más señalados por el RAPEX porque “pueden dañar a la salud de los niños, causando posibles daños en el sistema reproductivo”. Juguetes hechos de otros materiales, como ocurren con numerosos peluches, pueden representar otros riesgos. Así ocurre cuando algún componente –pequeños trozos de plástico que sirven de ojos, por ejemplo– puede desprenderse fácilmente del juguete y acabar obstruyendo las vías respiratorias del niño. Otros riesgos de los juegos tienen que ver con su inflamabilidad o que contengan nitrosaminas, compuestos químicos potencialmente cancerígenos.
Estos riesgos explican que las “medidas obligatorias” que el RAPEX defiende ante este tipo de juguetes suelan ser “la prohibición” y “retirada del producto”, implicando incluso “la devolución de los objetos” a las autoridades en según qué casos. El RAPEX también señala como “medidas obligatorias” el “denegar la importación en la frontera” si es preciso. Así ocurre, por ejemplo, con ese avión de la marca Peñastigui cuyas “ruedas pueden desmontarse fácilmente”, algo peligroso para un niño pequeño, que podría “ponerlas en la boca” y “ahogarse”, según los términos con los que se describen los riesgos asociados a este juguete en la ficha que hay sobre él en el RAPEX.
El país más común de procedencia: China
Los juguetes que este sistema de alertas considera peligrosos suelen provenir de China, aunque también se señala a Vietnam o Taiwán como orígenes habituales de los juegos que han llamado la atención del RAPEX. En 2014, el 64% del conjunto de productos que generaron alertas de este sistema era Made in China. Pero ese origen, ni desconocidos nombres de fabricantes de juguetes como Peñastigui, deben dar a entender que sólo juegos marginales están concernidos por las alertas europeas. Porque juguetes para promocionar célebres figuras del mundo infantil, como la cerda británica Pepa Pig, o para hacer lo propio con personajes animados de la productora y distribuidora estadounidense Metro Goldwyn Mayer como el gato Tom y el ratoncito Jerry, ya han dado lugar a alarmas en el RAPEX.
Los juguetes que este sistema de alertas considera peligrosos suelen provenir de China, Vietnam o Taiwán.
Además, también hay juguetes hechos en Europa que pueden presentar riesgos. En junio, por ejemplo, el RAPEX emitió una alerta para “retirar del mercado” en Alemania, Austria, Estonia, Eslovenia y Luxemburgo un estetoscopio para niños de la marca holandesa Clowny que presentaba ftlatos en su composición. Parece difícil que los consumidores puedan estar a salvo al cien por cien de productos que no cumplan la directiva europea de seguridad de los juguetes. Por eso, antes de comprar, además de analizar bien la composición y las diferentes partes del juego que se quiera poner en manos de los más pequeños, conviene respetar al menos la señal que indica a partir de qué edad los niños pueden manipular el juguete en cuestión.