La Fondation Cartier por l’art contemporain y la Triennale de Milán, dos instituciones unidas para la difusión del arte moderno, presentan la perspectiva de Guillermo Kuitca sobre Les Citoyens, una exposición creada en 1984 a la vez que la propia fundación, alberga hoy en día más de 2000 obras de 500 artistas procedentes de 50 nacionalidades, que a través de los años ha transmitido expresiones artísticas tan variopintas como la pintura africana, la arquitectura japonesa o boliviana, el diseño italiano o los dibujos de artistas del Amazonas. A través de un conjunto de obras, entre ellas pinturas, esculturas, dibujos e instalaciones de estructuras, se quiere representar la relación del ser humano con el mundo. La exposición, que se podrá visitar hasta el 12 de septiembre, se presenta como una obra de arte en sí misma, pues la elección de las obras por el propio artista conforma un universo propio, reflejo de la visión que determina sus creaciones, así como por la consonancia que se establece con la arquitectura de la emblemática Triennale.
Se establece así un viaje a la memoria de una colección que recoge una perspectiva integral del arte contemporáneo a través de obras que abordan la idea universal de familia, jugando con distintos conceptos opuestos como la singularidad y la repetición, el todo y la fragmentación. Un conjunto de elementos, voces e inspiraciones que reinterpretan el significado de comunidad en su sentido más amplio. Así, el edificio de la Triennale, situado en el Parco Sempione de Milán, en Lombardía, acoge esta presentación abriendo nuevas puertas a la experimentación con el diseño, dentro de una ciudad que respira innovación, creatividad y vanguardia a través de una colección de obras nunca antes expuestas en Italia. «Durante la construcción del proyecto, cuando intentaba diseñar estos espacios y darle identidad propia a la muestra, pensé que estar en Milán, un lugar donde el diseño adquiere un significado especial, podría ser a la vez inspirador y desafiante», explica Kiutca.
A través de los ojos de sus coetáneos, Kuitca invita a iniciar un viaje en el que las ideas, constelaciones y comunidades armonizan entre sí. Artistas, animales y objetos construyen una exposición que se parece a un «sistema solar sin sol», según el artista, quien piensa en ella como un recorrido sin tema ni centro concretos, sin jerarquía, sino como una red de conexiones, sentidos y sensaciones. La figura humana, siempre recurrente en su obra, así como los cuerpos modelados por Isabel Mendes da Cunha o los grupos de personas pintados por el artista congoleño Moké, presentan un carácter silencioso, una especie de presencia-ausencia. Fotógrafas como Francesca Woodman recogen la abstracción y la disolución de los cuerpos, presentes también en los desnudos de David Lynch, o en los dibujos de la artista yanomami Taniki.