Silencio, no hagan ruido. Tras las puertas de un exclusivo taller situado en la Rue Marbeuf (París), 40 artesanos trabajan, muy concentrados, en mantener viva la mejor tradición sartorial.
La historia comienza en Roma en 1880. Allí, Giuseppe Cifonelli abrió su primer taller. Al poco tiempo su hijo, Arturo, se hizo cargo de la marca y emprendió una cruzada para ampliar sus tentáculos y su fama, así que decidió mudarse a París en 1936, en el triángulo de Oro de la capital francesa. Grandes hombres de la política, el arte y de la alta sociedad cruzaban sus puertas en busca del secreto de Cifonelli: técnica británica, estilo italiano y precisión gala.
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Gentleman
Cuenta la leyenda que Arturo, un obsesivo de la perfección, inspeccionaba el traje con lupa antes de enviarlo al cliente: los trabajadores rezaban para que no utilizara las tijeras, hiciera un corte, y tuvieran que empezar de nuevo a confeccionarlo.
A su muerte, su hijo Adriano tomó las riendas del negocio y le dio un nuevo brío. De hecho, de 1972 a 2007, Hermès le confió a la sastrería la producción de su línea a medidad: Hermès de Cifonelli. Y, bueno, para que se hagan una idea de los egregios personajes que se vistieron con sus trajes, tomen nota: Lino Ventura, Marcello Mastronianni, Cary Grant, Charlton Heston, Fred Astaire y François Mitterand.
Habría que confesar que los diseñadores Massimo y Lorenzo Cifonelli mantienen vida la herencia sartorial de la maison y que han reinventado la costura masculina. Incluso han creado una línea Ready-to-Wear (más asequible) que la han dejado en manos del diseñador americano (director creativo durante 25 años del grupo Ralph Lauren y cliente de Cifonelli durante muchos años) John Vizzone. Tras presentar sus dos primeras colecciones en 2014 y 2015 en la Semana de la Moda de París, Cifonelli ha inaugurado otro cuartel general en la Rue du Faubourg Saint Honoré.