Los iconos no se inventan, ni tampoco se gestan con una buena campaña de imagen. Detrás del éxito hay, sobre todo, la capacidad para imaginar, sorprender e innovar. En el caso del reloj Santos de Cartier, además hay un punto de aventura. Ahora, explora nuevas vías creativas con la llegada a la colección del ultraligero de titanio y estrena una esfera donde las agujas han sido tratadas con Superluminova®. Dos relojes con carácter que potencian el emblemático diseño del Santos que Cartier creó para el aviador Alberto Santos-Dumont. Un reloj moderno y adelantado a su tiempo que privilegió –cuando se creó en 1904– la simplicidad, la practicidad y la innovación, tres principios fundamentales en el lenguaje de este pionero de la aviación.
El nuevo Santos sigue las líneas geométricas, el diseño limpio y la innovación técnica que lo covierten en un ejemplo entre clasicismo y espíritu pionero. Lo hace con esa forma única y unas proporciones precisas que ahora presenta dos nuevas interpretaciones que perpetúan la herencia de este clásico.
La primera de ellas es el Santos de titanio. Fiel al diseño de la colección, esta versión es un 43% más ligera y 1,5 veces más dura que la de acero. La espinela negra de la corona de cuerda y la antracita del material mate microgranallado resaltan la densidad de su color. No es la primera vez que Cartier utiliza el titanio en sus relojes –se ha empleado, por ejemplo, en el Rotonde de Cartier Repetición de Minutos Doble Tourbillon Misterioso (2017)–, pero sí es la primera vez que la maison diseña un brazalete de titanio y que un reloj Cartier cuenta con caja y brazalete en este metal.
Por lo que respecta al Santos de Cartier con esfera negra y agujas SuperLuminova®, se ha declinado por completo en acero y ofrece una esfera que, además de la minutería ferrocarril, incorpora unas agujas blancas recubiertas que lucen verde fluorescente en la oscuridad. Además, ofrece acabados mitad satinados y mitad rayos de sol.
Ambos modelos incorporan el calibre manufactura Cartier 1847MC, con componentes antimagnéticos de níquel-fósforo para el mecanismo de escape y del movimiento, así como un escudo realizado con una aleación antimagnética integrado en la caja, lo que le permite resistir a los campos magnéticos.
