“Lo interesante del diseño es que en él conviven muchas ciencias al servicio de la cultura, pero de una forma discreta. No es como rodar una película o escribir un libro, donde suele esperarse del creador un shock social; el fin del diseño es algo invisible”. Así define Erwan Bouroullec (Bretaña, 1976) una de las muchas virtudes de su profesión, por la que es considerado uno de los grandes del siglo XX. En comparación con otras disciplinas ‘más solitarias’ como las bellas artes –carrera en la que se forma en París antes de comenzar a trabajar en el estudio de su hermano Ronan–, el francés destaca que el diseño requiere pensar y trabajar acompañado. “El fin del diseño no es ser original –explica–, si no simplificar los rituales sociales para mantener a las personas unidas. Diseñar es como aplicar la teoría darwinista: reflejar en los objetos cotidianos la evolución de la sociedad”.
Junto a Ronan, cinco años mayor que él, forman uno de los dúos más buscados del diseño contemporáneo. Desde su estudio, ubicado en el X Distrito de la capital francesa, desarrollan proyectos de carácter funcional, combinando artesanía y atención por el detalle en un amplio portfolio que abarca desde pequeños objetos para la vida diaria hasta grandes piezas de mobiliario destinadas a redefinir el concepto tradicional de oficina. De esta idea parten varias de sus últimas colaboraciones junto a Vitra, la compañía suiza de mobiliario de alta gama con la que llevan trabajando casi desde sus inicios. Una de ellas es el Alcove Plus, una estructura que crea distintos distintos espacios de trabajo a través de una serie de pantallas modulares conectadas según las necesidades específicas de los usuarios. Los numerosos proyectos realizados con el fabricante suizo han permitido a los hermanos Bouroullec ‘desespecializar’ el diseño, combinándolo con otras disciplinas como la arquitectura, pues sus creaciones han de vestir espacios flexibles que integren funcionalidad y técnica y donde el comportamiento de las personas no esté predeterminado. “Queremos que el consumidor perciba con facilidad cómo está construido un objeto. Nuestro objetivo es que sea lo más autoexplicativo posible, de forma que no haga falta definirlo con palabras, si no únicamente a través de su silueta”.
Además de colaborar con emblemas del diseño como las firmas Artek, Ligne Roset o Kartell, el tándem francés ha firmado importantes espacios públicos del país galo, entre ellos, la avenida de los Campos Elíseos, para la que realizaron en 2019 seis fuentes luminosas elaboradas en bronce y cristal.