Fiberglass Chairs: sillas omnipresentes

Fiberglass Chairs: sillas omnipresentes

Fiberglass Chairs: sillas omnipresentes

En 1948, Charles y Ray Eames participaron en un concurso organizado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, la «International Competition for Low-Cost Furniture Design», presentando una silla cuya carcasa de asiento seguía la forma del cuerpo humano y con un novedoso concepto de bases diferentes. Su diseño ganó el segundo premio. Sin embargo, el proceso de fabricación de esta silla de metal resultaba excesivamente complejo y caro para la producción en serie.
La búsqueda de materiales alternativos llevó a los Eames a la resina de poliéster reforzada con fibra de vidrio, un material que hasta entonces prácticamente solo se utilizaba en aplicaciones militares, como los radomos o las cabinas de los aviones. Los Eames estudiaron y explotaron al máximo las ventajas de la fibra de vidrio: moldeabilidad, rigidez y buenas propiedades para la fabricación industrial.
Este material, antes desconocido en la industria del mueble, les permitió crear un asiento moldeado que podía fabricarse en serie: había nacido la Fiberglass Chair. Su carcasa, de líneas orgánicas y realizada en una sola pieza, fue una innovación muy admirada en una época en la que casi todas las sillas estaban formadas por un asiento y un respaldo. Además, la fibra de vidrio ofrecía la ventaja de ser agradable al tacto y permitir una forma perfectamente moldeada para lograr un confort extraordinario.

Charles y Ray crearon varias bases sorprendentes que podían combinarse con todos los asientos como, por ejemplo, la versión «Torre Eiffel», realizada con cable de acero soldado, o la base de madera reforzada con tirantes de metal. La combinación de asientos revolucionarios y bases innovadoras dio a esta familia de sillas un carácter icónico que todavía hoy se reconoce inmediatamente.
Charles y Ray concedieron mucha importancia al uso de los colores ya que, hasta ese momento, solo se había utilizado fibra de vidrio incolora. Posteriormente pasaron muchos días en la fábrica mezclando colores para conseguir un sinnúmero de prototipos en su esfuerzo por crear colores que destacaran mejor la forma orgánica de ambas carcasas —con y sin reposabrazos— en una gama de colores coordinados.
Los primeros colores desarrollados por los Eames fueron el greige (una mezcla de gris y beige), el gris piel de elefante (al que Charles se refería cuando dijo «Lo que realmente estoy buscando es un color negro con sensibilidad») y el tono pergamino transparente. El verde espuma de mar, el azul marino, el amarillo, el rojo, el ocre claro y el ocre oscuro les siguieron poco después, en los primeros días de producción.
La comercialización de las Fiberglass Chairs en 1950 supuso la introducción de una tipología de mobiliario que desde entonces se ha hecho omnipresente: la silla multifuncional cuya carcasa puede combinarse con diferentes bases en función del uso. Como respuesta a la enorme popularidad de esta silla, pronto se ampliaron las opciones de bases y colores. Durante la década siguiente, las Fiberglass Chairs se convirtieron en uno de los diseños de muebles más conocidos del siglo XX.
Vitra fabrica las Fiberglass Side Chairs de Charles y Ray Eames en seis de los colores originales. Estas carcasas de fibra de vidrio tienen un atractivo visual muy apreciado hoy en día. La fibra de vidrio debe su encanto a la irregularidad de su superficie: las fibras claramente visibles le dan casi el aspecto de un material natural. La versión con carcasa de polipropileno –la Eames Plastic Chair– sigue disponible. Combinados, estos dos grupos de sillas forman una amplia familia que permite innumerables variaciones del diseño clásico de los Eames, con una versión adecuada prácticamente para cualquier uso y estilo.

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