La arquitectura se transforma: los edificios del futuro son sostenibles

La arquitectura se transforma: los edificios del futuro son sostenibles

La arquitectura se transforma: los edificios del futuro son sostenibles

El concepto de sostenibilidad, tan difuso a veces como ambicioso, adopta en el campo de la arquitectura un significado aún más amplio. No se trata solo de concebir edificios y estructuras con el mínimo impacto medioambiental posible, sino también de diseñarlos teniendo en cuenta el contexto urbanístico, incluso social y económico, en el que se levantarán. No apela únicamente, por tanto, al uso de materiales reciclables o al ahorro de energía, sino también a la historia y tradición locales, con la obligación, incluso, de evaluar  el impacto que cada construcción tendrá en las futuras.

Dice el arquitecto Javier Pioz que la naturaleza lleva mucho tiempo apañándoselas para ahorrar energía y materiales. Y que por eso, en un mundo de recursos finitos, es a ella a la que hay mirar, a las formas que adoptan sus plantas y animales, para buscar respuestas arquitectónicas a los retos actuales. Pioz es el padre de lo que se ha dado en llamar arquitectura biónica, un concepto que entronca, en su propia esencia, con la sostenibilidad. ¿No es acaso sostenible, se pregunta, la naturaleza? Eso sí: la naturaleza, añade Pioz, no da soluciones, sino intuiciones, que tendrán que buscar alianzas con la investigación, la tecnología y el diseño para hacerse realidad.

Estos emblemáticos edificios –en lugares y con funcionalidades muy distintos– son un compendio práctico de la aplicación de toda esa filosofía en una tendencia que, dicen sus creadores, es imparable. Autosuficiencia energética, aprovechamiento del agua de lluvia, reciclado de materiales, calor solar y geotérmico, refrigeración natural, incorporación de zonas verdes en el hábitat familiar o de trabajo son conceptos que formarán parte de los edificios del futuro. También de nuestros hogares. Entre otras razones, porque, como demuestran estos ejemplos, la sostenibilidad no solo es fuente de bienestar, también es bella.

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Bullit Center

Miller Hull Partnership. Seattle (Estados Unidos).

Autodefinido como el edificio de oficinas “más verde del mundo”, fue concebido con el objetivo de evitar toda huella ambiental y lograr un consumo neto de agua y energía igual a cero. Entre otras innovaciones tecnológicas, cuenta con una amplia extensión de paneles solares en la cubierta, un sistema de calefacción con 26 pozos geotérmicos o un depósito de 56.000 litros de capacidad que recoge agua de lluvia. Su construcción, en 2013, fue iniciativa de la fundación Bullit, presidida por Danis Hayes, impulsor del Día de la Tierra. 

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Edificio Pixel

Decibel Architecture. Melbourne (Australia)

Finalizado en 2010, es una gran oficina del futuro, un prototipo, real, de los edificios que la insuficiencia energética impondrá. Un complejo sistema de recogida de agua, aprovechamiento solar y eólico, enfriamiento térmico, inodoros de vacío para reducir el consumo de agua e incluso un hormigón de construcción más sostenible que el convencional, son algunas de sus señas de identidad. El conjunto de paneles que envuelve su fachada maximiza la luz y las sombras y crea las condiciones para el crecimiento de vegetación en cada piso.

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Xixi Hotel

Javier Pioz Arquitectos. Hangzhou (China)

No resulta exagerado afirmar que el arquitecto madrileño Javier Pioz es uno de los padres de la arquitectura biónica, un concepto distinto al de sostenible con el que, sin embargo, se cruza. Se trata de buscar en la naturaleza soluciones a la construcción, bajo una premisa: “La lógica de las estructuras orgánicas se basa en el ahorro máximo de material y energía, conceptos fácilmente extrapolables a la arquitectura”. Así, en su porfolio encontramos un museo dedicado al agua que imita la autosuficiencia energética de los nenúfares, un hotel dividido en tres gajos con un triángulo central como el de la merluza para permitir corrientes de aire que ahorren energía o esta villa de alojamiento turístico, aún un proyecto, con una cubierta inspirada en las estructuras del bambú con mecanismos de movimiento para minimizar la exposición solar o aprovechar el aire.

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Centro de Convenciones

LMN Architects. Vancouver (Canadá)

Ubicado en el paseo marítimo de la ciudad y frente a un espectacular paisaje montañoso, cuenta con un techo ‘vivo’ en el que crecen 400.000 plantas autóctonas, que actúan además como aislante térmico, junto a cuatro colmenas con abejas que ayudan a su polinización. En sus cimientos, un cuidado hábitat marino ayuda a la supervivencia de corales y todo tipo de especies animales. Una planta de tratamiento de aguas permite su reutilización en los baños, así como en el regado del techo. Con una estructura que maximiza el aprovechamiento de la luz y la ventilación, se vale del agua del mar para el sistema de calefacción y refrigeración del edificio. Además, en su funcionamiento diario aplica prácticas de compromiso con el medioambiente relacionadas con el reciclaje, una gastronomía de kilómetro 0 y productos de limpieza certificados como ecológicos.

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Copenhill

Bjarke Ingels Group. Copenhague (Dinamarca)

La capital danesa aspira a convertirse en la primera ciudad neutral en carbono del mundo en 2025 y este edificio abierto en 2017 es su bandera para lograrlo. Se trata de una planta de conversión de residuos que oculta, bajo las laderas convertidas en pistas artificiales de esquí, hornos y turbinas capaces de transformar 440.000 toneladas de desechos al año en energía limpia para 150.000 hogares. Un bar après-ski, un muro de escalada, el mirador más alto de la ciudad o un sendero entre vegetación para caminar o correr han hecho de CopenHill, además, un muy visitado centro de deportes urbanos.

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Mjøstårnet

Voll Arkitekter AS. Brumunddal (Noruega)

Es un dato objetivo: con 85,4 metros, Mjøstårnet es el edificio de madera más alto del mundo. Situado en una pequeña localidad a 150 kilómetros al norte de Oslo, inaugurado en 2019, en sus 18 plantas acoge un hotel, apartamentos, oficinas, un restaurante y áreas comunes. El uso de la madera para la construcción reduce las emisiones derivadas de la producción de otros materiales hasta en un 85%. Situado junto al lago Mjøsa, el más grande del país, pretende convertirse en un símbolo verde de la posibilidad de utilizar materiales sostenibles –en este caso, glulam, un tipo de madera laminada– en grandes edificios.

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Parkroyal Collection Pickering

Woha. Singapur (Singapur)

El cercano Parque Hong Lim, las terrazas de cultivo del arroz tan comunes en el país y los paisajes naturales sirven de inspiración a este edificio inaugurado en 2013 y empeñado en demostrar que la vegetación en un centro urbano no solo puede ser respetada, sino también multiplicada. Las 367 habitaciones del hotel que alberga ofrecen vistas al jardín tropical. Pasillos con ventilación natural, riego con energía solar y recogida de agua de lluvia son algunas de sus apuestas ‘verdes’.

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Platinum@BCN

GCA Architects. Barcelona (España)

La certificación Leed Platinum –que otorga el U.S. Green Building Council– consagra a este edificio completado en 2016 en Barcelona como uno de los más sostenibles del mundo, con una valoración de 101 puntos sobre 110. Recubierto por una capa de aluminio que actúa como aislamiento térmico, el 100% de su consumo energético proviene de fuentes renovables, incluido el 17% que aportan sus 722 placas solares, a las que hay que añadir un sistema de geotermia que aprovecha el calor acumulado bajo la superficie de la tierra. Dotado de un sistema de recogida de aguas pluviales, reutiliza las provenientes del uso doméstico, lo que supone un ahorro del 60%. Con tres áreas verde, su diseño permite que todos los espacios de trabajo dispongan de vistas al exterior e iluminación natural. Cuenta, además, con 14 cargadores para vehículos eléctricos y 196 racks para bicicletas.

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Torre Reforma

LBR & A Arquitectos. Ciudad de México (México)

El tercer rascacielos más alto del país, con 246 metros, es un edificio de oficinas inaugurado en 2016, con zonas comunes como un auditorio o una terraza al aire libre con capacidad para 250 personas. Tiene entre sus peculiaridades de diseño la ausencia de columnas en su interior, la preservación cultural de una antigua casona del siglo XIX situada en su fachada y su alto grado de resistencia al movimiento sísmico. Placas solares para producir energía, un sistema de generación eólica de electricidad, reciclaje del agua para su utilización como fuente energética o sensores que cortan automáticamente la luz donde no hay gente son algunas de sus señas de identidad.

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