En la sastrería, la improvisación también vale. Al menos Oscar H. Grand se permite ciertas licencias a la hora de confeccionar alguno de sus trajes. “Mi propuesta está basada en el deseo de experimentar con nuevos detalles, no realizar colecciones fijas; el cambio, la novedad, la improvisación… basada en mi inspiración, es la base para mis nuevos diseños”, cuenta.
Comenzó a trabajar en una fábrica textil en 2001 para, poco tiempo después, arrancar ya con sus primeras colecciones, que distribuía en unas pocas tiendas ajenas hasta que se decidió, por fin, a abrir la suya propia en 2006, en el barrio del Born de Barcelona. En ella, el cliente puede apreciar en directo la elaboración artesana de sus piezas. “La sastrería está viva, sigue habiendo muchísimas personas que buscan ropa a medida, ya sea por un evento, por trabajo, por placer, por querer comunicar a través de la ropa lo que sienten o lo que son, eligiendo tejidos, detalles…”, explica el sastre.
El trabajo de Oscar no sigue los cánones del sastre al uso, al menos en apariencia, pero la minuciosidad y el mimo de lo hecho a mano es algo intocable. Sus trajes son atemporales, de un marcado estilo británico, pero es en los tejidos donde este creador marca su diferencia y el sello inequívoco. “Utilizo tejidos mayoritariamente italianos e ingleses, Vitale Barberis, Cacciopoli , Ringhart, Albini, British Millerain, Edwin Woodhouse, Moon… Muchísimos diferentes cada temporada, y me dejo llevar semanalmente por colores y formas que me atraen continuamente; mi intención es sorprender al cliente”, explica.
Son confecciones más relajadas que aquellas que los prejuicios podrían esperar de una sastrería, acorde con los nuevos tiempos que corren, no solo para el día a día de una oficina, también para cualquier tipo de ceremonia. Y, aunque manifiesta que no sigue las tendencias, es precisamente este tipo de traje más informal la línea que sugiere para la próxima temporada. “Mi apuesta es por cortes relajados, y por incluir elementos externos a la sastrería clásica”. Sin embargo, reconoce que el traje tres piezas también está presente: “El 70% de mis clientes lo quiere, viste más, yo lo recomiendo para una boda, pero no siempre es necesario”.
Oscar H. Grand, además, juega con los colores en muchas de sus confecciones, del verde botella a la gama de azules, con rayas sutiles, e incluso añade pespuntes marcados en las costuras, botones de otros tonos y pantalones bastante holgados en la pierna de talle alto. Para este año, el tipo de corte ranglan, que incorpora un tipo de manga que se extiende en una sola pieza desde el cuello, cubriendo hombro y con una costura en diagonal, será la gran apuesta del creador.
El diseñador, por otro lado, está abierto a que el cliente escoja el tipo de cuello que quiera –“yo me adapto y aprendo de ellos, me piden todo tipo de cuellos diferentes”–, pero insiste en la importancia de los detalles: “La camisa tiene que quedar ajustada. También hay que ver cómo va montada la manga; su largo es muy importante y debe ser el correcto: si se lleva traje, la manga solamente debería sobresalir uno o dos centímetros”. Hay detalles que, por muy informal que sea el traje, siempre se deben cumplir.